miércoles, 21 de julio de 2004

Miedo

Es de noche, yendo hacia casa. Es tarde, así que hay que andar con cien ojos, pues nunca se sabe con qué te vas a encontrar, a pesar de no ser una ciudad grande. Miro hacia atrás, creía haber oído unos pasos... Sigo andando.

Allá adelante hay dos chavales hablando entre ellos animadamente y mirando a su alrededor de vez en cuando, justo en el cruce por donde tengo que pasar. Sujeto aún más fuertemente el bolso, miro al frente, aprieto las mandíbulas y sigo adelante, como si no hubiera nadie más en la acera. Por el rabillo del ojo no dejo de mirar a mi alrededor (¿Habrá alguien escondido en ese portal? ¿Qué es ese ruido que suena detrás mío? ¿Porqué se para ese coche justo ahí?), mientras mi grado de nerviosismo aumenta. Sigo andando. Agarro más fuerte el bolso, mientras me preparo por si tengo que echar a correr o algo intenta cogerme. Sigo andando. Intento que no se me note el nerviosismo.

Ya casi estoy llegando a casa, porfin. Encima me duelen los riñones... genial, menos mal que ya estoy cerca de casa. Empiezo a cojear. Me pregunto si será una muestra de debilidad, así que aprieto los dientes y dejo de cojear. Sigo atenta a mi alrededor. Es tarde y resulta raro ver mucha gente por la calle, así que presto especial atencion a cualquiera con quien me cruce. Cien metros más y entro en el portal de mi casa. Llamo al ascensor, me apoyo en la pared mientras baja para aliviar la presión de mi espalda, y suspiro, porfín, aliviada. Ya estoy tranquila, aunque no del todo hasta que entre en el piso y eche la llave. Ahora sí puedo relajarme.

jueves, 15 de julio de 2004

Mi agüela

(Spoken:) Bendición abuela
- Que, que Dios me lo bendiga

-Mi abuela, mi abuela, mi abuela
-Y en diez para New York
-Deja que te cuente para que tú veas
No voy a hablar de trabajo ni tampoco de la escuela
Aunque eso está muy bien, y eso lo sé yo
Quiero que sepas tú lo mío pa’ que veas que es más peor
Yo llegué de Nueva York a principios de verano
Y quería quedarme en casa de mi hermano
Y él me dijo “brother, aquí tú no te quedas”
Y me llevó con primo Pepe pa’ casa de mi abuela
Ay qué dolor, pobres vacaciones
Lo que me hizo mi hermano, qué clase de pantalones.
Enseguida mi abuela me cayó encima
Pa’ que le limpiara el patio y le pintara la cocina.
Yo le dije: “doña, yo vengo a descansar”
Y ella me dijo: “No, m’hijito aquí usted viene a trabajar”.
- De verdad que tú eres vago no sé por qué te quejas
te me afeitas esa barba y te me cortas la melena.
- Ay, abuela, la barba me la afeito pero no cortarme el pelo, mejor me quedo muerto
le expliqué que está de moda dejarse la melena y ella dijo que se chave, que así pareces una nena.
Como no me recorté, esperó a que me durmiera y me dejó coquipelado con una jet tijera.
Qué vaina, qué chavienda, ¿qué dirán mis paras cuando me vean?
Otro día pa’l almuerzo me dijo mi abuela que me iba a cocinar lo que yo quisiera
Entonces le pedí una comida bien buena: un hamburger y un hot dog, lo que como todos los días.
-“No, no, no señor, yo no cocino porquerías, aquí se come vianda y arroz con habichuelas
Mi abuela, mi abuela, mi abuela.
-Aquí se come vianda, aquí se come vianda.
Pasaron unos días, conocí a su vecina y tenía una hija que estaba bien buena.
“Ahora es”, me dije yo, y le empecé a rapear sin que mi abuela lo supiera
Pero ella se enteró y me dio un sermón: “A esa nena la respetas”
Yo le dije: “abuela, tú te estás entrometiendo” y me metió una bofetada que todavía me está doliendo.
Qué vaina, no se puede, ¿qué dirán mis paras cuando se enteren?
Que otro día por la noche yo quería salir y ella “dició” que no,
Que estas son horas de dormir.
Y así me la pasé en pleno jueves, todo el mundo “parisiando” y yo acostado desde las nueve.
Pasaron otros días que no me fastidió porque la caja de los dientes se le perdió
Y aunque ella regañarme parece que quería de todo lo que me hablaba na’ se le entendía.
Entonces pude descansar pero ya las vacaciones se me iban a acabar
Y como ya no encontraba qué más inventar fingí que un dolor me quería matar
A ver si así me hospitalizaban y entonces, fácil, de allí yo me escapaba
Pero se me viró la tortilla porque ella me empezó a dar una medicina
Y me obligó a estar en la cama acostado hasta que ella pensara que me había recuperado
Mi abuela, mi abuela, mi abuela, arroz con habichuelas.
Y asimismo un problema que a rato yo tenía: siete a la semana, si era uno todos los días
Pero encontré la solución a todos mis problemas y es que tengo que aceptar que soy el nieto de mi abuela
Si total después de tanto protestar cuando llegué a Nueva York me puse yo a pensar
Que ella no es lo que parece, ella es bien buena y todo lo que hace es por ponerme la vergüenza
Pero me recordaba yo de todos los regaños que ella a mí me dio
Y de cada vez que yo hubiera querido beber ron y me tenía que preltar un tesecito de limón.
Mi madre no sabría cómo yo lo había pasado, se creía que todo yo me lo había gozado
Y se atrevió a preguntar cuándo volvía pa’ allá
Y yo le dije: “mira, como dentro de treinta años más”.
Yo no sé si es que mi abuela tiene mucha resistencia
O yo no puedo soportarla porque no tengo paciencia
Mi abuela, mi abuela...

Wilfred y la Ganga - Mi Abuela