Tiempo para amar - Robert A. Heinlein
En el mejor de los casos, la historia es algo difícil de comprender; en el peor, es una colección sin vida de archivos cuestionables. Cobra vida a través de las palabras de los testigos presenciales..., y nosotros no tenemos más que un testigo cuya vida abarca los veintitrés siglos de crisis y la Diáspora. El siguiente ser humano más anciano cuya edad esta oficina ha podido verificar solo tiene algo más de mil años. La teoría de la probabilidad hace que sea posible que, en algún lugar, haya una persona que tenga la mitad de esa edad, pero es tanto matemática como históricamente seguro que no hay ningún otro ser humano vivo hoy en día que haya nacido en el siglo XX*.
Algunos podrían cuestionar que este "Miembro de más antigüedad" sea el miembro de las familias Howard nacido en 1912, y también el "Lazarus Long" que guió a las familias en su huída del Viejo Hogar en 2136, etc., señalando que todos los antiguos métodos de identificación (huellas dactilares, reconocimiento de la retina, etc.) se pueden ahora rebatir. Cierto, pero estos métodos eran los más adecuados en su época, y la fundación de las familias Howard tenía razones muy concretas para utilizarlos con cuidado; el "Woodrow Wilson Smith" cuyo nacimiento se registró en la fundación en 1912 es desde luego el "Lazarus Long" de 2136 y 2210. Antes de que estas pruebas dejaran de ser fiables, se complementaron con pruebas modernas e imbatibles basadas primero en transplantes clónicos y, en fechas más recientes, en una identificación absoluta de los patrones genéticos. (Es interesante observar que apareció un impostor hace unos tres siglos, aquí en Secundus, y que se le proporcionó un nuevo corazón procedente de un pseudocuerpo clonado del Miembro más antiguo. El transplante lo mató). El Miembro más antiguo cuyas palabras se citan aquí tiene un patrón genético idéntico al de ese trocito de tejido muscular que le extrajo a "Lazarus Long" el doctor Gordon Hardy en la nave espacial Nuevas Fronteras alrededor de 2145, y que luego cultivó para realizar investigaciones sobre la longevidad. QED.
¿Pero qué clase de hombre es? Debe juzgarlo usted mismo. Al condensar estas memorias y reducirlas a una extensión más manejable, he omitido muchos incidentes históricos verificables (la materia prima está disponible en los archivos para los estudiosos), pero he dejado mentiras e historias poco probables porque parto de la base de que las mentiras que cuenta un hombre dicen más verdades sobre él (cuando se analizan) que la "verdad".
Está claro que este hombre es, según los valores morales habituales en las sociedades civilizadas, un bárbaro y un pícaro.
Pero no son los hijos los que deben juzgar a sus padres. Las cualidades que lo convierten en lo que es son, precisamente, las que se necesitan para sobrevivir en una selva... o en una frontera salvaje. No olviden la deuda que tienen todos con él, tanto genética como histórica.
Para comprender la deuda histórica es necesario revisar un poco de historia antigua, parte tradición o mito, parte hechos tan comprobados como el asesinato de Julio César. La fundación de las familias Howard se estableció con el testamento de Ira Howard, que murió en 1873. Ese testamento ordenaba a los administradores de la fundación que utilizaran su dinero para "prolongar la vida humana". Esto es un hecho.
La tradición dice que redactó este testamento enfadado con su propio destino, pues se encontró con que moría de "senectud" a los cuarenta y tantos años; muerto a los cuarenta y ocho años, soltero y sin progenie. Así que ninguno de nosotros lleva sus genes; su inmortalidad reside solo en un nombre y en una idea: que la muerte se podía evitar.
En aquel tiempo, morirse a los cuarenta y ocho años no era inusual. Se lo crean o no, en aquellos tiempos la esperanza media de vida era ¡de unos treinta y cinco años! Pero no de senilidad. Las enfermedades, el hambre, los accidentes, los asesinatos, las guerras, los partos y otros tipos de violencia acababan con los seres humanos mucho antes de llegar a la vejez. Pero un ser humano que superara todos estos obstáculos todavía podía esperar la muerte de senectud entre los setenta y cinco y los cien años, más o menos. Muy pocos llegaban a los cien; sin embargo, cada grupo de población tenía su diminuta minoría de "centenarios". Hay una leyenda sobre el "viejo Tom Parr", que se supone que murió en 1635 a los ciento cincuenta y dos años. Sea cierta o no esta leyenda, que algunos individuos deben de haber vivido un siglo y medio. Pero lo cierto es que eran muy pocos.
La fundación empezó su trabajo como un experimento de cría pre-científico, pues nada se sabía entonces de genética. A los adultos con antecedentes longevos se les animaba a copular con otros como ellos; el incentivo era el dinero.
Como era de esperar, el incentivo funcionó. Y como era también de esperar, este experimento también funcionó, era el método científico que utilizaron durante siglos los ganaderos antes de que naciera la ciencia de la genética: la cría como medio de reforzar una característica, y luego la eliminación de los más débiles.
Los archivos de las familias no muestran cómo se eliminó a los primeros débiles; se limitan a mostrar que se eliminó a algunos miembros de las familias (raíz y ramas, a todos los descendientes) por el imperdonable pecado de morir de senectud a una edad demasiado temprana.
Cuando se produjo la crisis de 2136, todos los miembros de las familias Howard tenían una esperanza de vida de más de ciento cincuenta años, y algunos habían superado esa edad. La causa de esa crisis parece increíble, sin embargo todos los documentos tanto internos como externos a las familias, están de acuerdo. Las familias Howard corrían un peligro extremo provocado por el resto de los seres humanos, simplemente porque vivían "mucho tiempo". La razón de que eso fuera así hay que buscarla entre los psicólogos de masas, no en un documentalista. Pero es la verdad.
Los detuvieron y los concentraron en un campo de prisioneros, y estuvieron a punto de torturarlos hasta la muerte en un intento de arrancarles el "secreto" de la "eterna juventud". Hecho, no mito.
Y aquí entra en la historia el Miembro más antiguo. Gracias a su audacia, un talento especial para mentir de forma convincente y lo que a la mayor parte de la gente le parecería un placer infantil en la búsqueda de la aventura por la aventura y la intriga, el Miembro más antiguo logró llevar a cabo la evasión más grande de todos los tiempos. Robó una primitiva nave espacial y escapó del sistema solar con todas las familias Howard (que entonces estaban formadas por unos 100.000 hombres, mujeres y niños).
Si les parece imposible (tantas personas y una sola nave), recuerden que las primeras naves espaciales eran muchísimo más grandes que las que ahora utilizamos. Eran planetoides artificiales autosuficientes que pretendían permanecer muchos años en el espacio con velocidades inferiores a la de la luz; tenían que ser enormes.
El Miembro más antiguo no es el único héroe de ese éxodo. Pero en todos los relatos, diferentes y en ocasiones contradictorios, que nos han llegado, él siempre fue la fuerza motora. Fue nuestro Moisés, el que sacó a su pueblo de la esclavitud.
Los volvió a traer a casa tres cuartos de siglo más garde (2210), pero no para esclavizarlos. Pues esa fecha, el Año uno del calendario galáctico estándar, señala el comienzo de la Gran diáspora..., provocada por una presión demográfica extrema en el Viejo Hogar Terra y hecha posible gracias a dos nuevos factores: el para-motor Libby-Sheffield, como se conoció entonces (no era un "motor" en el verdadero sentido de la palabra, sino un medio de manipular los espacios dimensionales-n), y la primer técnica (y la más sencilla) para alagar la vida de forma efectiva: sangre nueva cultivada in vitro.
Las familias Howard provocaron todo ello solo con escapar. Los humanos efímeros que se quedaron en Terra, todavía convencidos de que las familias longevas poseían un "secreto", se pusieron a intentar averiguarlo por medio de una amplia y sistemática investigación dio resultado por pura casualidad: no ese "secreto" que en realidad no existía, sino algo que era casi igual de bueno: una terapia, y con el tiempo un haz de terapias para posponer la senectud y aumentar el vigor, la virilidad y la fertilidad.
La Gran Diáspora fue entonces tan necesaria como posible.
El gran talento del Miembro más antiguo (aparte de su habilidad para mentir de forma improvisada y convincente) parece haber sido siempre un extraño don que le permitía extrapolar las posibilidades de cualquier situación y luego retorcerlas para que se adaptaran a sus propósitos. (Él lo dice así: "tienes que tener una intuición especial para saber lo que hace saltar a la rana". Los psicometristas que lo han estudiado dicen que tiene un gran talento paranormal expresado en forma de "percepciones" y "suerte", pero lo que el Miembro más antiguo tiene que decir sobre ellos es bastante menos cortés. Como documentalista, me abstengo de dar mi opinión).
El Miembro más antiguo vio de inmediato que esta bendición en forma de juventud prolongada, aunque se prometía a todos, quedaría de hecho limitada a los poderosos y sus nepotismos. A los miles de millones de ilotas no se les podía permitir superar su esperanza de vida normal; no había sitio para ellos a menos que emigraran a las estrellas, en cuyo caso habría sitio para que cada ser humano viviera tanto tiempo como pudiera soportar. Cómo explotó esto el Miembro más antiguo no siempre queda claro; al parecer utilizó varios nombres y muchos frentes. Sus corporaciones clave terminaron en manos de la fundación, luego se liquidaron para trasladar la fundación y a las familias Howard a Secundus, a petición suya; nuestro ancestro ya había reservado "las mejores propiedades" para sus parientes y descendientes. Un sesenta y ocho por ciento de los que entonces vivían aceptó el reto de las nuevas fronteras.
La deuda genética que tenemos con él es tanto indirecta como directa. La deuda indirecta reside en el hecho de que la emigración es un mecanismo de clasificación, una selección darwiniana forzada mediante la cual las razas superiores se van a las estrellas mientras que las inferiores se quedan en casa y mueren. Lo cual es cierto incluso en el caso de los transportados por la fuerza (como ocurrió en los siglos XIV y XV), salvo que en este caso la clasificación tiene lugar en el nuevo planeta. En una frontera salvaje, los débiles y los inadaptados mueren; los fuertes sobreviven. Incluso aquellos que emigran de forma voluntaria deben superar esta segunda y drástica selección especial. Las familias Howard han sido sometidas a este tipo de matanzas selectivas al menos tres veces.
La "deuda" genética que tenemos con el Miembro más antiguo es incluso más fácil de demostrar. Una parte solo necesita unas sencillas reglas aritméticas. Si vive usted en cualquier lugar que no sea el Viejo Hogar Tierra, y casi con toda seguridad es así si está leyendo esto, a la vista del miserable estado en el que se encuentran en la actualidad "las bellas colinas verdes de la Tierra", y puede contar entre sus ancestros aunque solo sea con un miembro de las familias Howard (y la mayor parte de ustedes pueden), entonces con casi toda probabilidad usted desciende del Miembro más antiguo.
Según las genealogías oficiales de las familias, esta probabilidad es de un ochenta y siete coma tres por ciento. Usted desciende también de muchos otros miembros del siglo XX de las familias Howard si desciende de cualquiera de ellos, pero aquí solo hablo de Woodrow Wilson Smith, el Miembro más antiguo. En el momento en que se produjo la crisis de 2136 casi una décima parte de la generación más joven de las familias Howard descendía del Miembro más antiguo "de forma legítima", y con eso me refiero a que cada nacimiento vinculado se recogía en los archivos de la famlia y la ascendencia se confirmaba por medio de las pruebas de las que disponían en ese momento. (Ni siquiera se conocía la clasificación de los tipos de sangre cuando comenzó el experimento de cría, pero el proceso de selección letal hizo que lo más conveniente para la mujer fuera que no se descarriara, al menos fuera de las familias).
A estas alturas, la probabilidad cumulativa es, como he dicho, del ochenta y siete coma tres por ciento si tiene algún ancestro Howard, pero si tiene un ancestro Howard de una generación más reciente, sus probabilidades aumentan hasta un cien por cien real.
Pero, como estadístico, tengo razones para creer (respaldado por análisis informáticos de tipos de sangre, tipos de cabello, color de ojos, recuento de dientes, tipos de encimas y otras características que responden al análisis genético), muchas razones para creer que el Miembro más antiguo tiene muchos descendientes no documentados en las genealogías, tanto dentro como fuera de las familias Howard.
Por decirlo con suavidad, es un viejo sinvergüenza cuya semilla está esparcida por toda esta parte de nuestra galaxia.
Tomemos los años del Éxodo, después de que robara el Nuevas Fronteras. No se casó ni una vez durante todos esos años, y los archivos de la nave y las leyendas basadas en memorias de aquella época sugieren que era, según un antiguo modismo, "uno de esos que odian a las mujeres", un misógino.
Quizá. Los archivos bioestadísticos (más que las genealogías), cuando se analizan, sugieren que no era del todo inasequible. El ordenador que lo analizó incluso me apostó dinero a que había más de cien retoños engendrados por él durante esos años (rechacé la apuesta; ese ordenador me gana al ajedrez, aunque yo disponga de una torre de ventaja).
No lo encuentro sorprendente en vista del énfasis casi patológico que se ponía en la longevidad entre las familias de esa época. El varón más viejo, si seguía siendo viril (y él desde luego lo era), se habría visto sometido a tentaciones sin fin, oportunidades interminables por parte de mujeres ansiosas por tener retoños con su misma y demostrada superioridad; "superioridad" según el único criterio que respetaban las familias Howard. Podemos suponer que el estado civil no importaría mucho; todos los matrimonios de las familias Howard eran matrimonioes de conveniencia (el testamento de Ira Howard se aseguraba de eso), y pocas veces duraban toda la vida. El único aspecto sorprendente es que fueran tan pocas las mujeres fértiles que consiguieron hacerlo caer, cuando no cabe duda de que había muchas miles dispuestas a intentarlo. Pero él siempre se levantó de un salto.
Sea como sea; si hoy en día ve a un hombre con el cabello rojizo, la nariz grende, la sonrisa fácil y encantadora y una expresión ligeramente salvaje en los ojos gris verdosos, siempre me pregunto si el Miembro más antiguo ha pasado hace poco por esa parte de la galaxia. Si ese extraño se me acerca, me llevo la mano a la cartera. Si me habla, me hago el propósito de no hacer apuestas ni promesas.
¿Pero cómo es que el Miembro más antiguo, que solo era un miembro de tercera generación del experimento de cría de Ira Howard, consiguió sobrevivir y permanecer joven durante sus primeros trescientos años de vida sin un proceso de rejuvenecimiento artificial?
Una mutación, claro está, lo que sencillamente viene a decir que no lo sabemos. Pero a lo largo de los varios procesos de rejuvenecimiento a los que se ha sometido, hemos aprendido un poco sobre su estructura física. Tiene un corazón de un tamaño excepcional que late muy lento. Solo tiene veintiocho dientes y ninguan caries, y parece ser inmune a las infecciones. Jamás se ha sometido a ninguna operación quirúrgica, salvo para curar heridas o para someterse a los procesos de rejuvenecimiento. Sus reflejos son muy rápidos, hasta un punto extremo, pero siempre parecen una reacción razonada, así que se puede cuestionar la corrección del término "reflejo". Sus ojos jamás han necesitado ninguna corrección, ya sea de lejos o de cerca; su alcance auditivo es anormalmente alto, anormalmente profundo y extraordinariamente fino en todo su alcance. Su percepción de colores incluye el índigo. Nació sin prepucio, sin apéndice vermiforme... y al parecer sin conciencia.
Me alegro de que sea mi ancestro.
Justin Foote el 45º
Archivista jefe, fundación Howard.
* Cuando las familias Howard se apoderaron de la nave espacial Nuevas Fronteras solo había unos cuantos que tuvieran más de 125 años, y todos ellos (salvo el Miembro más antiguo) están muertos, en momentos y lugares recogidos por los archivos (excluyo el extraño y es posible que mítico caso de la vida en muerte de la anciana Mary Sperling). A pesar de la ventaja genética y del acceso a las terapias para prolongar la vida conocidas por todo el mundo con el nombre de "la opción de la inmortalidad", el último murió en el año 3003 del calendario gregoriano. Según los archivos, parecería que la mayor parte murió tras rechazar nuevos tratamientos de rejuvenecimiento, y esa sigue siendo la segunda causa más habitual de muerte hoy en día.