miércoles, 25 de abril de 2007

Soul Music - Terry Pratchett

Están las personas del día y las criaturas de la noche.
Y es importante recordar que las criaturas de la noche no son simplemente las personas del día yéndose a acostar muy tarde porque piensan que así están a la moda y son más interesantes. Cruzar la frontera requiere mucho más que un montón de maquillaje y una complexión enclenque.
La cuestión hereditaria puede ayudar también, naturalmente.
El cuervo se había criado en la Torre del Arte, aquella mole en sempiterno desmoronamiento y tapizada de yedra junto a la Universidad Invisible, allá en la lejana Ankh-Morpork. Los cuervos son unos pájaros inteligentes por naturaleza, y las filtraciones mágicas, que siempre tienen cierta tendencia a exagerar las cosas, habían hecho el resto.
No tenía un nombre. Normalmente los animales no se molestan en recurrir a los nombres. El mago que creía ser su dueño lo llamaba Dijo, pero eso se debía únicamente a que no tenía absolutamente ningún sentido del humor y, como les ocurre a la mayoría de personas sin sentido del humor, se enorgullecía de ese sentido del humor del que en realidad carecía.
El cuervo voló de regeso a la casa del mago, se coló por la ventana abierta y se posó, como siempre, encima de la calavera.
- Pobre cría -se compadeció.
- El destino es así -dijo la calavera.
- No la culpo por tratar de ser normal. Dadas las circunstancias.
- Sí -dijo la calavera-. Personalmente, yo creo que nunca hay que perder la cabeza.

miércoles, 18 de abril de 2007

¿Qué es la felicidad?

Bueno, no son horas de ponerse metafísicos, ya lo se, que es tarde, mañana se madruga, etc. etc. Pero yo ahora, estos últimos tiempos, me siento feliz. Vaya cambio ¿Eh? De los posts de hace unos meses a actualmente. Y luego hay quien se extraña de que diga yo que Madrid mata... Evidentemente no a todo el mundo, sino no habría tanta gente pasando sus vidas ahí... Durante más o menos tiempo.

A mí, personalmente, no me estaba sentando nada bien.

También es verdad que echo de menos a mucha gente. Raúl, Carol, Gooey, Toño, Xian, Anita, Fanny, Chache, Mark, EmeA, Puri, Sergio, Tonk, Al, JAcha... No son todos los que son, pero son todos los que están... Y no necesariamente por órden de cuánto les echo de menos. Pero evidentemente tiene un precio, y el mío es echarles (echaros, si me leéis) de menos. A cambio, vuelvo a vivir, a respirar, me he quitado un gran peso de encima que me ahogaba y he recuperado a mis amigos de Zaragoza... Y estoy haciendo nuevos amigos. Bienvenidos dagga, ^ARCANGEL^, kafeino, fluvina, liliane, haakon... (no por ese orden necesariamente).

Estos días también he celebrado mi cumpleaños (30 ya... Y todavía me siento como si tuviera 24, hay quien me dice que no aparento ni esos... A saber cuánto hace que no se gradúan las gafas estos elementos...) y ya estoy devorando todos los libros que me han regalado... Ya pondré fotos de los regalos para que los veáis, que no sólo han caído libros, también algunas cositas bien chulas (un lapicero con una brujita en la punta, por ejemplo, chulísimo, cortesía de Maite). Para terminar de arreglar el mes, ya me han dicho que me renuevan (y el contrato me vence el mes que viene, ¡Yupi!), así que estoy contentísima.

¿Qué más ha pasado en este tiempo que no he actualizado? Hmm... Muchas cosas.
Por ejemplo, me endeudé con el dentista (sólo me falta un mes de pagar ya, ¡Yuhu!), me saqué otras dos muelas del juicio. Y justo a tiempo, pues estaban totalmente cariadas. Por supuesto, me las quedé, y a los tres días de sacármelas, estaba mirando el agujerito de una de ellas (muela del juicio superior derecha) cuando de repente va y se me deshace en la mano ¡Qué nervios se me pusieron sólo de pensar que se me hubiera roto mientras me la sacaban! O peor ¡Antes de tener cita en el dentista y tener que esperar para ir! Vale, siempre puedo ir a urgencias... Pero en urgencias no sacan muelas. Gracias a quien fuera, se deshizo en mi mano, y no en mi boca (al contrario que los M&M's) porque supongo que si me hubieran tenido que hacer cirujía hubiera sido peor... Y más caro.

Con los compañeros de piso estoy genial. No hay nada más divertido que un piso de amigos con los mismos gustos. El comedor sigue lleno de potingues, trastos de hacer disfraces y armas de atrezzo para los roles en vivo. Sigo intentando aprender a tocar los asalatos, bailar las cariocas y jugar con la bola de malabares (además de divertido, espero conseguir algo de agilidad y destreza, que me estaba anquilosando mucho).

También tengo una sobrinita nueva, bien guapa ella, que ya hace el 4º sobrino que tengo, por parte de primas, bien guapos todos ellos, aunque creo que compiten entre ellos por ver cual es más barrabás y brutico... De la familia tenían que ser XD

Mi padre porfín ha decidido operarse los bultitos que le salieron en la garganta. Ahora sólo falta que le den fecha para la operación. Mi madre no quería insistirle demasiado, pero la insistencia del médico (por miedo a que degeneren en tumores) parece que al final le ha hecho decidirse a aceptar operarse. Ahora es cuando mi tía (la hermana de mi padre) y mi madre tienen más temor (sobre todo de que mi padre se entere... aunque dudo mucho que no se lo imagine), porque el peligro que al parecer tiene la operación, es que por lo que sea se toquen las cuerdas vocales y a sus 60 años se quede mudo... Creo que si sucediera, a mi padre le daría un telele. Por eso no quieren que piense mucho en ello.
Mi madre sigue con sus dolores... Que ya no le desaparecerán nunca, incluso después de operarse del hombro, pues aunque la operación en su momento fue bien, no pudieron quitarle toda la calcificación alrededor del tendón de la articulación del hombro, para no cortarle el tendón precisamente, así que ese dolor lo tendrá ya por siempre, con lo que anda siempre con los nolotiles y antinflamatorios varios a cuestas. ¿Pero qué operación no tiene riesgos? Así que estoy contenta, porque mi madre al menos ha recuperado el uso del brazo y del hombro, y a mi padre le quitarán los bultitos esos (ahora no recuerdo el nombre "técnico" que me dijo mi madre que había usado el médico) y espero que todo irá bien, cuandoquiera que le operen.
Por mi parte, estoy yendo (porfín) al fisioterapeuta por el yuyu que me dió en la espalda hace un tiempo (aún no había podido ir, entre pitos y flautas no había podido ni buscar uno) ya que las contracturas que me estaban saliendo en las contracturas consiguieron porfin que mi espalda, un día (afortunadamente sábado... O más bien desafortunadamente) se declarara en huelga y me dejara tirada cuando intenté levantarme de la cama. Pero el fisio funciona y poco a poco van relajándose las contracturas. Ahora sólo falta arreglar el resto de la espalda... Así que poco a poco vamos andando camino.

Así que si lo juntamos todo, y en resúmen, soy feliz. He tenido que irme y volver para descubrirlo, pero me gusta mi vida, vuelvo a reirme, a estar bien conmigo misma y con el mundo, y eso es para mí la felicidad. Realmente tampoco necesito tanto, me parece. A mí me basta con estar a gusto en mi entorno y tener a mi gente querida cerca para serlo. ¿Qué creéis necesitar vosotros para ser felices? ¿Qué es la felicidad para vosotros?

jueves, 5 de abril de 2007

Recortes

Escúpanme ahora, vamos

Un latigazo estremecedor me sacudió el sentidero cuando fui consciente de que acababa de conmoverme con una película de Joselito. Una vez más. Miré en derredor por si alguien me hubiera sorprendido en trance tan comprometedor, pero sólo estaban mis hijos conmigo -más preocupados por disputarse el sofá que por otra cosa-, con lo que, lógicamente, suspiré aliviado. Reflexioné exculpándome: ¿qué culpa tengo yo de ser un sentimental barato que se deja pellizcar por un mocoso con hipotrofia que le canta un bolero a una abuelita tocada con echarpe y bigudíes? Algún día tendré que salir de este incómodo armario de las apariencias, me dije. Y no voy a tener más remedio que hacerlo hoy.
Sí, me gustan las películas de Joselito. Es más, me gusta Cine de Barrio. Mi mujer, sabiendo mi debilidad, le pidió a los reyes que me echaran un lote que venden por teléfono y que contiene sus cinco cintas capitales. No soporto el cine nórdico, ni el francés, ni el iraní, ni lo que muchos críticos consideran obras maestras. Me gusta sentarme en mi mesa camilla con brasero -sí, sí, con brasero, con brasero, jódanse- y dedicar una tarde a canturrear por lo bajo las enternecedoras coplas que salpican que salpican su filmografía. cada semana acudo con nerviosismo a la crítica que comenta las películas que van a echar por el televisor con la esperanza de que alguno de los pedantes que escribe de cine me comprenda y me aconseje que la vea... pero no, es biológicamente imposible que ni uno sólo de esa reata de ensimismados diga siquiera que la película no provoca vómito. Y sé que debo dejar de acomplejarme. Los creadores de opinión machacan a diario a quienes no alcanzamos el disfrute con todas las vanguardias: si uno dice que mucho de lo que desfila por la Pasarela Cibeles, por ejemplo, no son más que andrajos, recibe la mirada fustigadora de los que entienden y de los que fingen entender; si a uno se le ocurre dudar de la estabilidad mental de algunos de los que exponen en ARCO o de quienes ponen cara de papanatas ante un váter boca abajo es despreciado con una suficiencia que se asemeja a una forma larvada de racismo intelectual. Así todo. Y llega un momento en el que uno no puede considerarse tarado durante las veinticuatro horas: yo soy descreído, tan descreído como el que más, pero tengo mi corazoncito, y en algún pliegue genético se esconde el resorte que me hace emocionar con las cosas sencillas, bobas, melodramáticas. Sí, me gustan las películas de kárate, las de Marisol, las de Tony Leblanc, las del marido aquél de la Mujer de Rojo que se pasa dos horas dando guantazos a los malos; me gusta el doblaje, las sevillanas, los americanos, el tinto de verano, la Navidad, el boxeo, Matalascañas, la sangría... Me gustan las cosas que, por lo visto, no deben gustar a aquellos que están comprometidos con determinadas ideas de progreso intelectual. Cuando admito esto ante cualquier traductor de las tendencias correctas, tengo que hacerlo acentuando mi ironía para que el interlocutor justifique seguir siendo colega y cómplice -sonríen algo nerviosos y cambian de conversación-. No se puede vivir así eternamente y sé que acabo de defraudar a muchos, pero ya es tarde para rectificar.
Escúpanme ahora o callen para siempre.

Esto es uno de esos articulillos de opinión que suelen salir en los dominicales, y que en su momento recorté y me guardé, escrito por Carlos Herrera en su sección Arenas Movedizas. La revista es El Semanal del 9 de marzo de hace no se cuántos años.

Ahí queda.

domingo, 1 de abril de 2007

Marioneta de trapo - Gabriel García Márquez

"Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.


Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.


Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!


Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.


Dios mío si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que les ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...


Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un sólo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.


A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse! A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con
la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.


He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.


Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te
llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría "te quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.


Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.


El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles "lo siento", "perdóname", "por favor", "gracias" y todas las palabras de amor que conoces.


Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos cuanto te importan."