jueves, 20 de enero de 2005

Deberes

Redacción para hoy: Mi lugar de trabajo.

Mi lugar de trabajo es un sitio muy grande, tiene tres plantas, la planta calle, en la que está la charcutería, que es donde yo estoy, la pastelería, de la que también nos encargamos los charcuteros, y la barra del bar. Debajo hay una planta que es restaurante, donde también está el almacén y la cocina, y debajo de ésta aún hay otra planta, que también es restaurante que tiene una habitación pequeña que conecta con la cocina mediante una cinta transportadora y un pequeño congelador donde guardamos el pan congelado para irlo haciendo conforme se necesita.

Es un sitio con muchas bombillas de esas alargadas, así que no echo de menos la luz natural puesto que está muy bien iluminado, y con la cantidad de horas que estamos aquí todos, la verdad es que se agradece la gran iluminación.

Ahora es invierno, y los jefes (o los encargados, o quien fuera en su momento el que diseñó el local) piensan en todo, porque para que el calor no afecte a los alimentos, en la charcutería hay varias aberturas a la calle: la de la reja del cierre y unos accesos de ventilación a la altura de la acera, amén de que la puerta no cierra del todo bien, con lo que a pesar de tener la calefacción a unos 23-24º, entra un fresquito contínuo, que permite que en la zona de la charcutería y de la pastelería estemos a la misma temperatura de la calle durante casi todo el día, que teniendo en cuenta que se entra sobre las 7 AM, y las temperaturas que suele hacer a esas horas, permite que el género se conserve maravillosamente. Para el verano la verdad es que no se cómo lo harán, supongo que pondrán el aire acondicionado a tope, o bajarán más la temperatura de las cámaras y del mostrador, porque sino hará mucho calor, comparado con las actuales temperaturas, y el género se puede estropear.

Mi lugar de trabajo tiene dos de sus plantas con las paredes llenas de jamones, lo que cause extrañeza la primera vez que lo ves, pero que con el tiempo causa otra sensación, se empieza a sentir animadversión hacia ellos, sobre todo si alguna vez te ha tocado descolgarlos, limpiar la pared y colgar otros recien llegados para reemplazarlos, porque, efectivamente, al contrario de lo que suele pensar la gente cuando los ve, son de verdad, están a la venta, y sirven para reemplazar los que se guardan en el almacén tan cuco que tenemos y que se van gastando.


Fin... de momento, el resto para otra redacción, profe, que ya me he cansado.

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