miércoles, 26 de enero de 2005

Gente Pequeña

No, no voy a hablar de estaturas, sino de otro tipo de gente pequeña.

Aquella que cuando son tus compañeros de trabajo dan por culo todo lo que pueden y más, se dan por ofendidos con que mires la pared que acaban de pintar con una expresión neutra en tu cara, te recriminan cualquier cosa que hagas supuestamente mal y, básicamente, están atentos a cualquier desperdicio o mínimo gasto como si fueran a heredar la empresa, siempre amables y serviciales hasta que les tienes que pedir algo o cometes cualquier error imaginario.

Y la situación empeora cuando adquieren un poco de poder, son nombrados responsables de algo, tienen bajo su control alguna sección, el almacén o los repuestos o, incluso, son nombrados encargado.

Además del hecho de lo pequeños que son o parecen creerse, que viene a ser lo mismo, se pegan el día con actitud superior cuando logran trepar a una posición de poder, sin haber hecho nada bien nunca, y sin saber hacer nada, haciendo pagar a toda una sección de la empresa durante lustros cualquier supuesta afrenta o desafío a su poder por cualquier miembro de esa sección.

Pues bien, uno de estos personajillos es el encargado de todo en el local en que trabajo, con todas sus implicaciones y consecuencias.

Y muchos otros son por el estilo.
Hay bastante gente agradable, pero me he cansado de murmuraciones sobre si tal ha venido borracho a trabajar "que le apestaba el aliento, ¿Te has dado cuenta?", si cual está liado con tal, sobre si nosequien ha hecho nosecual; de que TODOS manden sobre TODO como si fueran el jefe (¿Acaso les digo yo a los camareros cómo tienen que poner el café y en qué cantidad? Pues me gustaría que dejaran de joderme con cómo pongo yo los bocadillos o corto o dejo de cortar el jamón), de que me traten de inútil pabajo, de que apenas nadie haga una a derechas y acabe cargando yo con casi todas las broncas y sobre todo me he cansado del horario y de pasar frío.

Más que cansada estoy hasta los mismísimos cojones.

De no poder quedar con nadie, o si quedo con alguien ir con prisas porque al día siguiente (Domingo por ejemplo) me levanto a las 6 de la mañana, de estar siempre dolorida, de no poder descansar para que se me vayan los dolores, de pegarme 11 horas al día de pie, de tener que acatar lo que se le antoje ordenar a charcutería hasta el Kiko, de tener que ir detrás de mi compañera (que supuestamente lleva 16 años más que yo trabajando de esto) arreglando sus desaguisados para luego llevarme yo las broncas de lo que ella ha hecho mal...

De todo esto y de más, mucho más

Tomé la decisión. Me busco curro nuevo. Espero encontrarlo cuanto antes. Deseadme suerte (y pasadme los tranquilizantes, se me va a hacer eterno hasta que encuentre otra cosa).

jueves, 20 de enero de 2005

Deberes

Redacción para hoy: Mi lugar de trabajo.

Mi lugar de trabajo es un sitio muy grande, tiene tres plantas, la planta calle, en la que está la charcutería, que es donde yo estoy, la pastelería, de la que también nos encargamos los charcuteros, y la barra del bar. Debajo hay una planta que es restaurante, donde también está el almacén y la cocina, y debajo de ésta aún hay otra planta, que también es restaurante que tiene una habitación pequeña que conecta con la cocina mediante una cinta transportadora y un pequeño congelador donde guardamos el pan congelado para irlo haciendo conforme se necesita.

Es un sitio con muchas bombillas de esas alargadas, así que no echo de menos la luz natural puesto que está muy bien iluminado, y con la cantidad de horas que estamos aquí todos, la verdad es que se agradece la gran iluminación.

Ahora es invierno, y los jefes (o los encargados, o quien fuera en su momento el que diseñó el local) piensan en todo, porque para que el calor no afecte a los alimentos, en la charcutería hay varias aberturas a la calle: la de la reja del cierre y unos accesos de ventilación a la altura de la acera, amén de que la puerta no cierra del todo bien, con lo que a pesar de tener la calefacción a unos 23-24º, entra un fresquito contínuo, que permite que en la zona de la charcutería y de la pastelería estemos a la misma temperatura de la calle durante casi todo el día, que teniendo en cuenta que se entra sobre las 7 AM, y las temperaturas que suele hacer a esas horas, permite que el género se conserve maravillosamente. Para el verano la verdad es que no se cómo lo harán, supongo que pondrán el aire acondicionado a tope, o bajarán más la temperatura de las cámaras y del mostrador, porque sino hará mucho calor, comparado con las actuales temperaturas, y el género se puede estropear.

Mi lugar de trabajo tiene dos de sus plantas con las paredes llenas de jamones, lo que cause extrañeza la primera vez que lo ves, pero que con el tiempo causa otra sensación, se empieza a sentir animadversión hacia ellos, sobre todo si alguna vez te ha tocado descolgarlos, limpiar la pared y colgar otros recien llegados para reemplazarlos, porque, efectivamente, al contrario de lo que suele pensar la gente cuando los ve, son de verdad, están a la venta, y sirven para reemplazar los que se guardan en el almacén tan cuco que tenemos y que se van gastando.


Fin... de momento, el resto para otra redacción, profe, que ya me he cansado.

miércoles, 19 de enero de 2005

Bajón

No se me da bien escribir, ni expresar cómo me siento, así que una mezcla de ambos no puede sino resultar pésimamente expresada y explicada. Sin embargo espero hacerlo lo suficientemente bien como para que alguien, aunque sólo sea yo, lo entienda.
Empezaré usando una metáfora. Si mis amigos fueran rayos de sol, mi vida en estos momentos sería un contínuo cielo de otoño, nublado (con esas nubes negras que presagian tormenta), triste, gris, deprimente, profundamente deprimente, ocasionalmente surcado por breves destellos de luz que no parecen sino asomarse entre las nubes para ver si el tiempo por allí abajo ha mejorado. Pero no mejora. Cuando uno de esos breves destellos se asoma entre las nubes, parece que mejora brevemente, pero enseguida vuelve a estar como antes, si no peor.
No se si se me habrá entendido, o habrá sonado a chino. Parece ser que suelo expresarme como el culo y nadie entiende absolutamente nada cuando hablo, así que no me sorprenderé si nadie se ha coscado de nada. Baste decir que todo esto está afectando a mi comportamiento y carácter. Al menos por lo que yo noto. Estoy de contínuo mal humor, de una mala ostia increíble, triste, melancólica y agresiva, apática, impaciente, irascible, callada y cansada. Sobre todo cansada.

Ale, ya he soltado el rollo de hoy, que hacía mucho que no escribía por aquí. Al que no le guste que no lea, y a cascala.