domingo, 23 de diciembre de 2007

Hymn - Ultravox

Give us this day all that you showed me.
The power and the glory 'til thy kingdom come.

Chorus:

Give us this day all that you showed me,
The power and the glory 'til thy kingdom come.
Give me all the story book told me,
The faith and the glory 'til thy kingdom comes.

And they said that in our time,
All that's good will fall from grace.
Even saints would turn their face,
In our time.

And they told us that in our days,
Different words said in different ways,
Have other meaning from he who says,
In our time.

(Chorus)

And they said that in our time,
We would reap from their legacy,
We would learn from what they had seen,
In our time.

And they told us that in our days,
We would know what was high on high,
We would follow and not defy,
In our time.

(Chorus)

Faithless in faith.
We must behold the things we see.

(Chorus - Repeat 4 times and fade)


domingo, 9 de diciembre de 2007

Have You Ever Really Loved A Woman? - Bryan Adams

To really love a woman
To understand her - you gotta know it deep inside
Hear every thought - see every dream
N' give her wings - when she wants to fly
Then when you find yourself lyin' helpless in her arms
You know you really love a woman

When you love a woman you tell her
that she's really wanted
When you love a woman you tell her that she's the one
she needs somebody to tell her
that it's gonna last forever
So tell me have you ever really
- really really ever loved a woman?

To really love a woman
Let her hold you -
til ya know how she needs to be touched
You've gotta breathe her - really taste her
Til you can feel her in your blood
N' when you can see your unborn children in her eyes
You know you really love a woman

When you love a woman
you tell her that she's really wanted
When you love a woman you tell her that she's the one
she needs somebody to tell her
that you'll always be together
So tell me have you ever really -
really really ever loved a woman?

You got to give her some faith - hold her tight
A little tenderness - gotta treat her right
She will be there for you, takin' good care of you
Ya really gotta love your woman...

Then when you find yourself lyin' helpless in her arms
You know you really love a woman
When you love a woman you tell her
that she's really wanted
When you love a woman you tell her that she's the one
she needs somebody to tell her
that it's gonna last forever
So tell me have you ever really
- really really ever loved a woman?

Just tell me have you ever really,
really, really, ever loved a woman? You got to tell me
Just tell me have you ever really,
really, really, ever loved a woman?

jueves, 6 de diciembre de 2007

El Ilustre Haddock. El integral de los insultos del Capitán - Albert Algoud

Del insulto considerado como una de las Bellas Artes


Haddock, como Aquiles, debe su inmortalidad a sus formidables arrebatos. Más incluso que sus ilustres hazañas, son sus épicos alaridos los que le convierten en el más popular de los héroes de esta mitología del siglo XX que son las aventuras de Tintín.

La intemperancia, por supuesto, caracteriza a Haddock, mejor aún que el ron o el whisky, palabras que embriagan al ardiente Capitán. Colérico crónico, cediendo constantemente a su propensión, bebe en su inagotable léxico de impresionantes insultos para regar a sus enemigos. En sus crisis se deja arrastrar, , en un sostenido crescendo, la violencia de la invectiva se exacerba hasta el más alto grado de delirio verbal.

El singular heroísmo del Capitán no podría expresarse sino con un lenguaje original. Está claro que la ofensa encierra la fuerza catártica de los viejos tacos, pero para aniquilar al enemigo, para insultarlo a muerte, no se acomoda a convencionalismos del género. Nada de palabrotas muy poco argot. De la boca furiosa de Haddoc no brotan jamás apóstrofes groseros. Exentos de toda bajeza, estos sordida verba o tienen nada de sórdidos; aunque son lanzados para ofender al adversario, estos insultos no hieren jamás los ojos del lector. Philippe Goddin, en Hergé y Tintín, Reporteros, narra como la palabra Clysopompe, inconsideradamete proferida por Haddock, fue tachada de su vocabulario.

Haddock no se abandona a la simple liberación con un vocabulario adaptado a su temperamento. Su gusto inmoderado por el anatema se inscribe dentro de una tradición literaria, la de los polemistas más virulentos, quienes, de Juvénal a Céline, de Rabelais a Bloy, de la sátira menipea al dadaísmo y al surrealismo, pasando por Ernest Coeurderoy, Jules Vallès, George Darien, Guy Debord, Carlo Emilio Gadda, Octave Mirbeau (el autor sólo nombra aquí sus preferencias), se liberan de una cólera o de un desespero luchando con las palabras, armas mortíferas en esta perpetua guerra dirigida contra los mediocres y los malvados.

Si Haddock lucha tan bien es porque su panoplia, como la que adorna los muros de la villa de Tartarin, es de una diversidad increíble. Hace flechas de todo palo para lanzar al adversario. Anatomía, botánica, criminología, dietética, economía, entomología, etnología, historia, literatura, medicina, meteorología, moral, ornitología, psiquiatría, química, retórica, teología, zoología son algunas de las categorías a las que recurre la furia enciclopédica del Capitán.

Guardián de la lengua, Haddock vuelve a poner en circulación, sin que nadie lo esperara, arcáicos o desusados vocablos tales como: anacoluto, ectoplasma, oficleido, zuavo... Rompiendo con todos los estereotipos del insulto, estas palabras, violentamente iluminadas por los rayos de la rabia, golpean la imaginación y se instauran en la memoria de los hombres. Algunos se han convertido en clásicos: bachi-buzuk, vendedor de alfombras, bebe-sin-sed; otros continuarán mucho tiempo intrigándonos.

La riqueza de este diccionario n oes la de un museo, donde las estructuras morfológicas se conservan en tarros de formol. Conservatorio de la lengua, de la que Haddock es, por encima de todo, inventivo ilustrador.

Gracias a él, desprovistas de su uso convencional, arrancadas de la rutina, las palabras son lanzadas en un espléndido y barroco vuelo que les devuelve un vigor sorprendente. Como inspirado poeta, el Capitán restituye a los vocablos su valor sonoro, forja de inesperadas metáforas, ametrallador de estrepitosas imágenes.

En toda la poesía antigua y entre nuestros poetas del siglo XVI, la inspiración estaba concebida como una embriaguez otorgada por los dioses. No es pues una coincidencia que en la obra de Hergé este "ardiente furor" -como decía Ronsard- lo encarne un borrachín.


Extraído de: "El Ilustre Haddock. El integral de los insultos del Capitán" por Albert Algoud, ISBN: 84-7904-992-8

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Ley de Murphy II

Teoría de Jana sobre el Amor
En el amor, la mujer nunca consigue lo que espera y el hombre nunca espera lo que consigue.

Credo del Agricultor
Siembra tu amor el sábado por la noche y... reza el domingo para que se pierda la cosecha.

Comentario de Esquire
Cuanto mejor empieza una relación, antes pierde su color.

Ley de Farber
La necesidad es madre de... extraños compañeros de cama.

Ley de Hartley
Nunca se acueste con nadie que esté más loco que usted.



Extraído de: "La ley de Murphy" por Arthur Bloch, ISBN:84-7880-862-0

sábado, 1 de diciembre de 2007

Ley de Murphy

Ley de Murphy
Si algo puede salir mal, saldrá mal.

Corolarios
1.- Nada es tan fácil como parece.
2.- Todo lleva más tiempo del que usted piensa.
3.- Si existe la posibilidad de que varias cosas vayan mal, la que cause más perjuicios será la única que vaya mal.
4.- Si usted intuye que hay cuatro posibilidades de que una gestión vaya mal y las evita, al momento aparecerá espontáneamente una quinta posibilidad.
5.- Cuando las cosas se dejan a su aire, suelen ir de mal en peor.
6.- En cuanto se ponga a hacer algo, se dará cuenta de que hay otra cosa que debería haber hecho antes.
7.- Cualquier solución entraña nuevos problemas.
8.- Es inútil hacer cualquier cosa a prueba de tontos, porque los tontos son muy ingeniosos.
9.- La naturaleza siempre está de parte de la imperfección oculta.
10.- La madre Naturaleza es una lagartona.

Filosofía de Murphy
Sonría. Mañana puede ser peor.

Extraído de: "La ley de Murphy" por Arthur Bloch, ISBN:84-7880-862-0

lunes, 19 de noviembre de 2007

Las Aventuras del EED IV

Milagros encontró a Jean Pierre en el laboratorio, le ató a la silla y se lo llevó a rastras para que Mad Max "hable" con él.

Mientras tanto, se fue a hablar con el psicólogo para comentarle lo de sus pesadillas, pero no supo darle ninguna explicación.

Más tarde, Jean Pierre se acerca a la habitación en que está el Gonza junto con el profesor Hans. El profesor Hans decide que el hecho de que el paciente esté dispuesto a fumarse cualquier tipo de sustancia hace que las implicaciones de tipo moral/ético sean irrelevantes, con lo que cede el tratamiento del Gonza al profesor Jean Pierre que se acerca al paciente y le inyecta un preparado de un color verde realmente curioso, lo que hace que a las pocas horas se despierte vomitando. Según explica el profesor Jean Piere, se trataba de un compuesto experimental que hace que el organismo revierta al tracto digestivo toda la materia no metabolizada, eso incluye cualquier tipo de toxinas. El único problema es que el proceso provoca, al parecer, una serie de problemas gastrointestinales que mantuvieron al Gonza postrado en cama durante varios días, en el transcurso de los cuales descubrió que había desarrollado a partir del incidente una cierta fobia al tabaco... Lo que, en eso que el Gonza llama su "cerebro", hizo que razonara que a falta de porros, buenas son pildoras a la hora de hacer experimentos con sustancias extrañas.

Mientras tanto, las pesadillas de Milagros se habían intensificado, y su preocupación iba en aumento, debido a que llevaba un par de días que al levantarse no encontraba nada en el sitio en que creía haberlo dejado la noche anterior. Eso hace que acuda de nuevo al psicólogo de SuperHéroes Inc., que no encontró ninguna razón posible para las pesadillas y lo demás, que no fuera el stress.
Puesto que esta explicación no la satisfizo, fue a hablar con el profesor Hans, y acabaron acordando hacerle un estudio del sueño, ya que ninguna de las pruebas había dado ningún resultado remarcable, con un resultado sorprendente.
En un momento dado, en la grabación se ve cómo algo parecido a pequeñas nubes brillantes de luz, que trasladaban cosas por la habitación. Doblaban la ropa y la depositaban en la silla, ponían las katanas en sus soportes, movían los zapatos a otro sitio... Pero sigue sin recordar el contenido de sus pesadillas.
Continúan la vigilancia durante unos días, uno de los cuales el Gonza se lleva aparte al profesor Jean Pierre para hacerle una "proposición deshonesta". Lo que le propuso (si seréis cochinos... A saber qué habréis pensado) utilizar algún tipo de droga experimental de aumento de consciencia mientras Onix esté conectada con ella para ver si así recuerda el contenido de las pesadilas u Onix puede "ver" algo de ellas.
El resultado sorprendió a todos. Milagros recuerda la pesadilla, que es tremendamente vívida.

Se encuentra en una llanura. Es un atardecer. O quizás un amanecer. Está muy oscuro. Se encuentra rodeada de toda suerte de criaturas: esfinges, leprechauns, dragones, duendes, trasgos... que le gritan que les deje salir, que necesitan salir, de una manera realmente imperiosa. Gritan durante un rato, y se van poniendo cada vez más nerviosas y agitadas... hasta que terminan intentando agarrarla. Milagros intenta huir y las criaturas la persiguen, intentando agarrarla con más ahínco, consiguiendo en cambio herirla y desgarrarla, momento en que se despierta.

El profesor Hans le dice que no puede encontrar ninguna explicación, a lo que Milagros replica preguntándole si podría ayudarla a concertar una cita con el Maestro Arcano, única otra persona a la que se le ocurre recurrir, a ver si puede ayudarla con su situación. Éste le responde que hará lo que pueda, y finalmente le consigue una cita con él la semana siguiente, en sus oficinas de Bruselas. Llegado el día, hace el viaje en avión y llega a tiempo para la cita con el Maestro Arcano. Este le explica que ya le habían informado sobre su problema y que cree que es debido a algún tipo de reacción entre el organismo y los componentes mágicos de la poción que le dió, pues al parecer han "despertado" algún tipo de poder mágico latente y que necesita aprender a controlarlos... A no ser que prefiera que se los eliminen, proceso largo y doloroso, y más que probáblemente traumático. Debido a sus múltiples ocupaciones y deberes, no puede encargar él de su aprendizaje, pero la remite a uno de los mejores maestros, que vive en Madrid y le desea buena suerte.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Viento al calor de la lumbre - Neverwinter Nights

Cuando tiembles por el frío entre tinieblas,
mira al fuego cuando empiece a crepitar;
que mis ojos
te estarán mirando.

Cuando andes azotado por los vientos,
no oigas sólo de los lobos el aullar;
mi romanza
te estará alcanzando.

Cuando estés más que perdido por la nieve,
mira al cielo viendo al águila volar;
que mi estrella
por tí está brillando.

En las minas y los montes peligrosos,
las palabras de mi amor ponte a escuchar;
pues mi alma
te estará guiando.

El Norte no va a tragarte.
No estarás abandonado.
La nieve no va a enterrarte.
Mucho menos olvidado.
Iré por tí y haré a Faerun
una vez más, soleado.

Los dioses podrán reirse,
más cuídate bien, amado,
pues todo esto podría
tardar mucho en realizarlo.

jueves, 8 de noviembre de 2007

La Tierra de las Sombras - Peter Straub

Nota

TOM EN EL ZANZIBAR



Hace más de veinte años, un estudiante mediocre de Arizona llamado Tom Flanagan fue invitado por otro chico a pasar las vacaciones de Navidad con él, en la casa de su tío. El padre de Tom Flanagan se estaba muriendo de cáncer, aunque nadie lo sabía en la escuela, y la cas del tío quedaba lejos, a tal distancia que sería difícil regresar. Tom rechazó la invitación. A finales del año escolar su amigo la reiteró, y esta vez Tom Flanagan aceptó. Su padre había muerto tres meses antes; después de eso, hubo una tragedia en la escuela. En el momento de apartarse de la fuente de su dolor, Tom se sentía inquieto, aburrido, desdichado, preparado para lo nuevo y para la sorpresa. Tenía otra razón para aceptar, que aunque parezca tonta, era urgente: pensaba que debía proteger a su amigo. Esto le parecía la tarea más importante de su vida.
Cuando comencé a oír esta historia, Tom Flanagan estaba trabajando en un club nocturno en Sunset Street de Los Ángeles, donde seguía siendo subestimado. El Zanzibar era un lugar miserable adecuado para los artistas de mala muerte del negocio del espectáculo: tenía la atmósfera de un lugar destinado al fracaso. Era terrible ver allí a Tom Flanagan, pero el medio no influía en él. Tal vez pro eso, o porque había sido marcado mucho tiempo atrás por lugares como el Zanzibar, ya no percibía su mezquindad. En todo caso, Tom trabajaba allí desde ha´cia sólo dos semanas. Era una pausa entre sus viajes, como le sucedía desde sus días en la escuela... detenerse y luego volver a trasladarse, y así sucesivamente.
Incluso en la vulgaridad del Zanzibar a la luz del día, Tom tenía el mismo aspecto que siete u ocho años atrás, cuando sus cabellos rojizos y rizados habían comenzado a ralear. A pesar de su profesión, había muy poco de teatral en él. Nunca tuvo nombre profesional. El cartel en la pared extrema del Zanzibar sólo decía: "Tom Flnagan todas las noches". Usaba una capa durante la primera parte, la menos importante de su actuación, y luego se la quitaba casi ansiosamente cuando comenzaba el trabajo serio... Se veía en el movimiento de sus hombros que se alegraba de quitársela. Después de dejar la capa, aparecía con un smoking, o con la misma ropa con que esperaba pacientemente en el Zanzibar el momento de tomar una cerveza con un amigo. Una chaqueta de tweed; con el nudo flojo de la corbata bajo el cuello abierto de la sencilla camisa; pantalones grises planchados debajo del colchón. Sé que lavaba sus pañuelos en el lavabo y los secaba extendiéndolos sobre los azulejos. Por la mañana los arrancaba de allí como grandes hojas blancas, los sacudía y doblaba uno para ponérselo en el bolsillo.
- Ah, amigo mío -dijo levantándose, y la luz reflejada desde el espejo detrás de la barra iluminaba su frente ampliada por la caída del pelo. Aún se le veía en buen estado físico, a pesar del permanente cansancio que había marcado arrugas alrededor de sus ojos. Extendía la mano, y al estrechársela sentí la línea de la cicatriz en su palma, lo cual siempre era una sorpresa en una mano tan suave-. Me alegro de que me hayas llamado -dijo.
- Supe que estabas en la ciudad. Me alegro de volver a verte.
- Hay algo gratificante cuando uno se encuentra con tigo -comentó-, es que nunca preguntas "¿Qué tal esos trucos?"
Era el mejor mago que yo hubiera visto jamás.
- A ti no tengo que preguntártelo -respondí.
- Ah, sujeta mi mano -dijo él, y sacó una baraja de su bolsillo-. ¿Tienes ganas de probar otra vez?
- Dame la oportunidad -dije yo.
Mezcló los naipes con una sola mano,luego con las dos, los separó en tres pilas, y luego reunió la baraja en otro orden.
- ¿Está bien?
- Muy bien -respondí yo, mientras Tom empujaba las cartas hacia mí.
Tomé dos tercios de la baraja y di la vuelta a la carta de arriba. Era el jack de trébol.
- Devuélvela. -Tom bebía su cerveza sin mirar.
Coloqué el naipe en la baraja, en otro lugar.
- Observa bien. -Tom me sonreía-. Ahora viene el truco. -Golpeó la parte superior del mazo con suficiente fuerza como para provocar un ruido sordo-. Está subiendo. Lo siento.
Volvió a golpear y me hizo un guiño. Luego levantó la carta de arriba y la giró sin molestarse en mirarla.
- No entiendo cómo lo haces -dije.
Si él hubiera querido, la habría sacado de mi bolsillo, de su bolsillo, o de una caja sellada en una cartera cerrada con llave, pero era más eficaz cuando se hacía simplemente.
- Si no lo has descubierto ahora, nunca lo descubrirás. Sigue escribiendo novelas.
- Pero no es posible que lo hayas hecho con la palma de la mano. Ni siquiera la has tocado.
- Es un buen truco. Pero no sirve en el escenario..., no sirve de mucho en un club. La gente no puede acercarse lo suficiente. De todas maneras, los clientes piensan que los trucos de cartas son aburridos.
Tom miró las hileras de mesas vacías y luego al escenario, como si midiera la distancia entre ellos, y mientras meditaba sobre la inutilidad de ciertos trucos que llevaba una década perfeccionando, yo medí otra distancia: la distancia entre el hombre actual y el chico que había sido. Nadie que lo hubiera conocido entonces, cuando su cabeza pelirroja parecía echar chispas y todo su cuerpo joven comunicaba la vibración de su personalidad, podría haber profetizado el futuro de Tom Flanagan.
Por supuesto, los que habían sido nuestros maestros y aún vivían, consideraban su vida un terrible fracaso, lo mismo que la mayoría de nuestros condiscípulos. Pero nuestro más terrible fracaso no era Flanagan sino Marcus Reilly, que se pegó un tiro en su coche cuando tenía poco más de treinta años; sin embargo probablemente Flanagan era el más desconcertante. Otros habían tomado direcciones equivocadas y habían fracasado de forma tan discreta que aún podía oírse el suspiro; uno, un funcionario de Banco llamado Tom Pinfold, había caído estentóreamente cuando se descubrió que cientos de miles de dólares de los clientes habían desaparecido de sus cuentas; sólo Tomflanagan había vuelto la espalda al éxito de manera deliberada e indiferente.
Casi como si Tom pudiera leer mis pensamientos, me preguntó si había visto últimamente a alguien del colegio, y hablamos un momento sobre Hogan y Fielding y Sherman, amigos en la actualidad y compañeros de sufrimiento apasionados durante los últimos veinte años. Luego Tom me preguntó qué estaba haciendo yo.
- Bien, en realidad -respondí- iba a comenzar un libro sobre aquel verano que tú y Del pasasteis juntos.
Tom se apoyó en el respaldo de su asiento y me miró, falsamente consternado.
- No pongas esa cara -le advertí-. Todas las veces que te he visto durante los últimos cinco o seis años, has hecho todo lo posible por atraparme con esa historia. Hacías preguntas enigmáticas, dejabas caer pequeñas insinuaciones.., querías que escribiera sobre eso.
Tom me dedicó una sonrisa breve y encantadora, y por un segundo fue aquel estudiante lleno de energía.
- Muy bien. Pensé que podría proporcionarte algo útil.
- ¿Sólo eso? -le desafié-. ¿Sólo algo útil?
- Después de todo este tiempo debes darte cuenta de que está más o menos en tu línea. Y últimamente he estado pensando que ya es hora de que hable de esto.
- Bien, te escucharé con gusto.
- Perfecto -dijo, aparentemente satisfecho-. ¿Has pensado cómo quieres comenzar?
- ¿El libro? Con la casa, creo. La Tierra de las Sombras.
Tom lo pensó por un momento, con el mentón apoyado en la mano.
-No. Ya llegarás a eso, de todas maneras. Comienza con una anécdota. Comienza con el rey de los gatos. -Pensó un momento más e hizo un gesto afirmativo, viendo el asunto como un problema de montaje como su espectáculo de predistigitación. Yo le vi mejorarlo en doce formas diferentes, revisarlo con el celo de un artesano, acercándolo cada vez más: debería de haberlo hecho famoso-. Sí. El rey de los gatos. Y tal vez realmente tengas que comenzar en la escuela... la historia propiamente dicha, quiero decir. Si buscas allí, encontrarás cosas interesantes.
- Bien, puede ser.
- Si buscas, yo te ayudar´.
Volvió a sonreír, y durante un momento su rostro duro y pensativo fue el de un hombre que había buscado, y volví a pensar que cualquiera que fuera su condición actual, sólo los que carecían de imaginación podían considerar que Tom era un fracasado.
- Podría ser una buena idea -dije-. Pero ¿qué es esto del rey de los gatos?
- Ah, no te preocupes por esa historia. Ya surgirá. Siempre surge. Bien, ahora debo controlar mi equipo.
- Eres demasiado bueno para un lugar como éste.
- ¿Te parece? No, creo que somos adecuados el uno para el otro. El Zanzibar no es mal lugar.
Nos despedimos, y yo me alejé del bar para ir hacia el rectángulo de luz de la puerta abierta. Pasó un coche a toda velocidad, una muchacha con blue jeans y me di cuenta de que me alegraba de salir del club. Tom decía que se sentía bien allí, pero yo no le creía, y a mí, para empezar, me parecía una prisión.
Luego me volví y lo vi sentado en la penumbra con la camisa arremangada; parecía el jefe de ese lugar oscuro y vacío.
- ¿Estarás aquí más de dos semanas?
- Diez días.
- Yo me quedaré una semana más en la ciudad. ¿Nos reuniremos otra vez antes de que me vaya?
- Me gustaría -respondió Tom Flanagan-. Ah. A propósito...
Levanté la cabeza.
- Jack de trébol.
Reí, y me saludó con su vaso de cerveza. Nunca había mirado la carta, ni siquiera al terminar el truco. Los pequeños milagros casuales como éste lo mantenían vivo.
¿El rey de los gatos? Yo no tenía la menor idea de qué era esta "historia", pero, como Tom había prometido, apareció unas semanas más tarde en un libro. Después de leerla, supe de inmediato que el instinto de Tom no se equivocaba.
Al transcribir la historia, la pondré en el contexto en que Tom la oyó por primera vez.

ANECDOTA:

- Imagienen un pájaro -dijo el mago-. Ahora, aleteando, asustado, atormentado por el miedo, sale volando de éste sombrero.
Retiró la bufanda blanca del sombrero de copa, y una paloma del mismo color de la bufanda batió sus alas en el borde y cayó sobre la mesa, un pájaro aterrorizado, presa del pánico, incapaz de volar, que hacía un fuerte ruido con sus alas en la mesa pulida.
- Bonito pájaro -dijo el mago, y sonrió a los dos muchachos-. Ahora imaginen un gato.
Pasó nuevamente la bufanda sobre el sombrero, y apareció un gato blanco en el ala. Salió del sombrero como una serpiente, se deslizó sobre la mesa, mirando sólo a la paloma. Con la garra preparada, el gato fue hacia ella.
El mago, vestido como un payaso siniestro, con el rostro blanco y una peluca roja que resaltaban sobre el negro del frac, sonrió a los muchachos y de pronto saltó hacia adelante y hacia atrás, para aterrizar sobre sus manos enguantas. Se mantuvo casi inmóvil durante un segundo y luego dobló las piernas hacia abajo y el tronco hacia arriba en algo que pareció un solo movimiento perfecto. Ahora estaba parado en el mismo lugar que antes, y dejó caer la bufanda blanca sobre la forma alargada del gato.
Cuando el mago pasó la mano dentro de la bufanda, ésta se estremeció y cayó sobre la superficie de la mesa.
A ocho centímetros de distancia, la paloma seguía batiendo sus alas y haciendo un terrible ruido de pánico.
- Y eso es todo, ¿verdad? -dijo el mago-. Gato y pájaro. Pájaro y gato -seguía sonriendo-. Y como nuestra amiguita todavía está tan asustada, tal vez lo mejor será hacerla desaparecer.
Chasqueó los dedos, retorció la bufanda, y el pájaro desapareció.
- Los gatos me recuerdan una historia verdadera -dijo a los chicos fascinados, hablándoles como si simplemente estuviera contando una historia, como si no tuviera nada más en la mente-. Es una vieja historia, las historias más ciertas son a menudo las más antiguas. Esta la contó sir Walter Scott a Washington Irving, y Monk Lewis al poeta Shelley... y a mí me la contó un amigo que la vivió. Un viajero, en otras palabras mi amigo, iba a pie casa de un compañero, que no era yo, donde pasaría la noche. Había caminado todo el día, y aunque ya era tarde y llegaba la oscuridad, estaba lo suficientemente cansado como para desear sentarse cuando llegó a una abadía en ruinas. Se sentó, se quitó las botas, se apoyó en una cerca de hierro y comenzó a frotarse los pies. Una serie de ruidos extraños le hizo volverse y mirar por entre los barrotes de la cerca. Más abajo, en el suelo de la vieja abadía, vio una procesión de gatos. Caminaban en dos largas filas iguales, y avanzaban muy lentamente. Ahora bien, como por supuesto nunca había visto nada parecido, se inclinó hacia adelante para ver mejor. Entonces vio que los gatos que iban a la cabeza de la procesión llevaban un pequeño ataúd en el lomo, y se dirigían, aproximándose lentamente, a una tumba abierta. Cuando mi amigo vio la tumba volvió a mirar con horror el ataúd que llevaban los gatos de primera fila, y advirtió que sobre él había una corona. Ante su vista, los gatos comenzaron a bajar el ataúd a la tumba. Mi amigo quedó tan asustado que no pudo permanecer en el lugar un momento más; se puso las botas y salió corriendo hacia la casa de su amigo. durante la cena, no pudo evitar contarle a su amigo lo que había presenciado. Apenas había terminado cuando el gato de su amigo, que dormitaba frente al fuego, dio un salto y gritó: "¡Entonces yo soy el rey de los gatos!", y desapareció por la chimenea. Esto ha sucedido, amigos míos... sí ha sucedido, mis queridos pajaritos.

El verdadero comienzo de esta historia no es "Hace más de veinte años un estudiante mediocre", etcétera, sino: "Había una vez...", o: "Hace mucho tiempo, cuando todos vivíamos en el bosque..."

lunes, 5 de noviembre de 2007

Anatomía del Miedo. Un tratado sobre la valentia - José Antonio Marina

Introducción

A estas alturas de mi vida, he llegado a ser un experto en miedos. Los he vivido, los he estudiado, y he soñado con la valentía como otros sueñan con el poder, la riqueza o la salud. De todas las emociones que amargan el corazón humano -y son muchas-, la gran familia de la angustia, la timidez, la inquietud, el terror, la vulnerabilidad es la que más me ha preocupado, y la experiencia me dice que no es una rareza mía. El perspicaz Hobbes escribió una frase terrible, que podríamos repetir todos: "El día que yo nací, mi madre parió dos gemelos: yo y mi miedo". Otro experto en el análisis de sí mismo, Michel de Montaigne, dijo algo parecido: "La timidité a été le fléau de ma vie". Y para Kierkegaard se trataba de la "enfermedad mortal". Su poder no sólo afecta a los individuos, sino a las sociedades. Uno de los hilos que trenzan la historia de la humanidad es el continuo afán por librarse del miedo, una permanente búsqueda de la seguridad y, recíprocamente, el impuro deseo de imponerse a los demás aterrorizándolos. Hobbes descubrió en el miedo el origen del Estado. Maquiavelo enseñó al príncipe que tenía que utilizar el temor para gobernar, le proporcionó un manual de instrucciones. La terribilitá como herramienta. Ambos coincidían en una cosa, a saber, que el miedo es la emoción política más potente y necesaria, la gran educadora de una humanidad indómita y poco de fiar. "Es terrible que el pueblo pierda el miedo", advertía Spinoza, un cauteloso.
El miedo es también una emoción religiosa. Está en el origen de las religiones, que protegen contra él, a la vez que lo utilizan sin tregua y sin decoro. Conscientes de su poder y para tener ocasión de aplacarlos, los griegos divinizaron al iedo por duplicado: Deimos y Phobos. Y los romanos también: Pallor y Pavor. Y en la Arcadia feliz, tal vez no tan feliz como dicen, habitaba el dios Pan, que dio origen a la palabra pánico, el terror provocado por la presencia de la divinidad.
La ansiedad, la angustia, el temor revelan nuestra vulnerabilidad. Hemos tenido que aprender a soportarlos y a convivir con ellos. Pero la rebelde naturaleza humana rechaza esa táctica apaciguadora. No le ha bastado al hombre con protegerse, con resignarse al miedo o con ejecutar, como los animales, las respuestas al temor prefijadas por la naturaleza: la huida, el ataque, la inmovilidad, la sumisión. Ha querido también sobreponerse al temor. Actuar como si no lo tuviera. Todo el mundo conoce la anécdota del mariscal de Turenne, conocido por su valor. Antes de entrar en combate, sintiendo que temblaba de miedo, se dijo: "¿Tiemblas , cuerpo mío? Pues más temblarías si supieras dónde te voy a meter". Valiente no es el que no siente miedo -ése es el impávido, el insensible-, sino el que no le hace caso, el que es capaz de cabalgar sobre el tigre. "Courage is grace under prsesure", dijo Hemingway. Valor es mantener la gracia, la soltura, la ligereza, estando bajo presión. Pero esta llama ascendente puede tal vez hundirnos más en la negrura, porque ¿cómo se puede esperar de mí que sea valiente si mi corazón está roído, debilitado, vampirizado por el miedo?
¿Quién no desearía ser valiente? Todos experimentamos una nostalgia de la intrepidez. ¡Nos sentiríamos tan libres si no estuviéramos tan asustados! Entre Juana la Lista, que veía peligros por todas partes, y Juan sin Miedo, que los desdeñaba, la elección no es difícil. El valor es el valor supremo. ¿Qué es ser bueno?, se preguntaba el conmovedor Nietzsche, tan frágil, tan acosado, y respondía: ser valiente es bueno. Aunque nacemos todos miedosos, las culturas han elogiado siempre el coraje, y esta insistencia me hace sospechar que estamos avizorando algún elemento esencial de la naturaleza humana.
Sueño con una historia de la humanidad que cuente el empeño de la inteligencia para aceptar y manejar las emociones. Retornaría así a la senda abierta por Tácito, quien pensaba que por debajo de todos los acontecimientos históricos latía una pasión humana, o por Heródoto, que escribió: "La historia es una sucesión de venganzas".

lunes, 15 de octubre de 2007

¿Volver a casa?

Leí una vez que algún personaje famoso dijo en una ocasión que "sólo es posible volver a casa una vez". O algo similar.

Es una afirmación que he intentado entender a menudo. Prácticamente cada vez que vuelvo al pueblo.

Y creo que últimamente estoy comprendiendo a qué se refiere esa afirmación. Cada vez que vuelvo, tengo menos la sensación de "estar volviendo a casa".

Siempre hay algo nuevo. El transcurrir del tiempo, de la vida de todos, trae cambios, cosas nuevas... Aunque malo sería si no fuera así.

Obras, nuevos edificios, nuevas calles...
Gente que se va y gente que viene...
Bodas, nacimientos, mudanzas...
Y llega un momento en el que el sitio al que vuelves ya no es más el sitio del que te fuiste.
Las calles te son familiares... Pero poco más.
Hay caras conocidas... Muchas caras familiares, pero realmente te paras a hablar con muy pocos.
Y finalmente es un sitio totalmente distinto del que recuerdas.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Mi Padre

Ya se, hace mucho que no doy señales de vida. Tampoco es que hubiera pasado nada merecedor de ser contado.
Como algunos sabéis, hace algún tiempo a mi padre le descubrieron unos bultitos en la garganta (bueno, se los descubrió él y fué al médico) que resultaron ser algo que el médico dijo que eran "nódulos tiroideos en principio calcificados", que no se exáctamente qué significa, pero eso eran. El médico le dijo a mi padre que mejor que se operara (de esto hace ya varios años), pero mi padre no quiso... No le hacía mucha gracia lo de pasar por quirófano. Ante la posibilidad de que pudiera degenerar en cáncer, el médico insistía en la operación cada vez que a mi padre le tocaba revisión, hasta que al final accedió a operarse.
Mi madre ha pasado todo el tiempo nerviosa. Primero por los bultitos esos, y luego por el resultado de la operación.
Finalmente le dieron fecha para la operación, el martes pasado.
Llegamos a San Jorge antes de las 8 de la mañana, que le habían citado. A eso de las 9 le entraron a la sala de quirófanos y ya nos dijeron que le subirían en cuanto se despertara de la anestesia sobre las 12.
Aún tardó un poco en despabilarse, pero a pesar de las molestias, estaba hasta hablador. Sobre todo para lo que suele ser él XD.
Al verle así, se nos quitaron todas las preocupaciones a todos, incluída mi tía (su hermana, y la médico de la familia).
Dos días después, por la mañana, le dieron el alta y el lunes ha tenido que volver para unos análisis de rutina. El resultado del análisis de los bultitos, nos han dicho que aún tardará otros 10 días. También le han quitado los puntos y le han dejado la herida al aire.

El único "problema" que ha habido es que, como mi padre es hipertenso, durante la operación perdió un poco más de sangre de la prevista, y que después aún no se le ha puesto la tensión a sus niveles normales y la tiene muy alta. Pero esperan que se recomponga en breves.

Espero que se le cure pronto la herida, porque tiene ya unas ganas de irse al monte y de hacer un montón de cosas, increíbles. No le gusta eso de quedarse en casa sin "hacer" nada XD.

Para terminar, muchas gracias a todos por los ánimos recibidos y todo el apoyo. Muchos besos ^_^

miércoles, 22 de agosto de 2007

Sin Título

Se sentía traicionado. Abandonado. Profúndamente herido. Y sólo.

En Blanco.

Su amistad había durado décadas. Décadas hablándo con Ella. Conversando, riéndo juntos, incluso llorándo y contándole sus más íntimos pensamientos, deseos, dudas...
Consultándole cualquier decisión difícil. Desnudándose ante Ella.

Oh, por supuesto él no era el único que La tenía por confidente, y lo sabía. Pero no importaba. Ella escuchaba a todos por igual.
Las amigas de Ella eran las indiscretas, las casquivanas, las que se lo contaban todo a los demás, traicionando así las confidencias que le contaba a Ella.
Pero no lo hacían con malicia, y él lo sabía siempre. Le divertían esas coqueterías de Ellas con la gente. Incluso las esperaba con ánsia, para ver las reacciones de los demás.
A veces, esas mismas reacciones le decían a él mismo cómo solucionar algún problema, o le disipaban alguna duda.

Pero eso no había sucedido ésta vez. Ella y sus amigas le habían abandonado.
De repente.
Sin ningún aviso, advertencia, enfado previos... Nada.

En Blanco.

Otras veces, por medio de Ella y de Ellas, se había desnudado ante el mundo. Se sentía vergonzoso en su presencia, indefenso, debido a la falta de artificios sobre él.

Pero ésta vez era distinto.

Pareciera que hubieran terminado de vaciarle, de despojarle de todo y su carcasa ya no les interesara.

Se sentía más desnudo que nunca.
Incluso vacío de cosas que contar.

Le habían abandonado. Quién sabe si para siempre.

De repente.

En Blanco.



...


Días más tarde, alguien reparó en su ausencia.
Le encontraron en su escritorio, frente a una Página en Blanco.

Nadie averiguó nunca qué le había sucedido. Tenía la mente en Blanco y no sabía hacer nada. Sólo estaba tranquilo cuando tenía una Página en Blanco delante, y no podía hablar, ni entendía cuando le hablaban.
Las Palabras parecían haberle abandonado.
Pero así, aquel que Las había amado tanto como a Ella, provocó un aluvión de Palabras, de todos los géneros, viviendo en Ella y por Ellas.

Ya no más en Blanco.

domingo, 15 de julio de 2007

Tiempo para amar - Robert A. Heinlein

En el mejor de los casos, la historia es algo difícil de comprender; en el peor, es una colección sin vida de archivos cuestionables. Cobra vida a través de las palabras de los testigos presenciales..., y nosotros no tenemos más que un testigo cuya vida abarca los veintitrés siglos de crisis y la Diáspora. El siguiente ser humano más anciano cuya edad esta oficina ha podido verificar solo tiene algo más de mil años. La teoría de la probabilidad hace que sea posible que, en algún lugar, haya una persona que tenga la mitad de esa edad, pero es tanto matemática como históricamente seguro que no hay ningún otro ser humano vivo hoy en día que haya nacido en el siglo XX*.
Algunos podrían cuestionar que este "Miembro de más antigüedad" sea el miembro de las familias Howard nacido en 1912, y también el "Lazarus Long" que guió a las familias en su huída del Viejo Hogar en 2136, etc., señalando que todos los antiguos métodos de identificación (huellas dactilares, reconocimiento de la retina, etc.) se pueden ahora rebatir. Cierto, pero estos métodos eran los más adecuados en su época, y la fundación de las familias Howard tenía razones muy concretas para utilizarlos con cuidado; el "Woodrow Wilson Smith" cuyo nacimiento se registró en la fundación en 1912 es desde luego el "Lazarus Long" de 2136 y 2210. Antes de que estas pruebas dejaran de ser fiables, se complementaron con pruebas modernas e imbatibles basadas primero en transplantes clónicos y, en fechas más recientes, en una identificación absoluta de los patrones genéticos. (Es interesante observar que apareció un impostor hace unos tres siglos, aquí en Secundus, y que se le proporcionó un nuevo corazón procedente de un pseudocuerpo clonado del Miembro más antiguo. El transplante lo mató). El Miembro más antiguo cuyas palabras se citan aquí tiene un patrón genético idéntico al de ese trocito de tejido muscular que le extrajo a "Lazarus Long" el doctor Gordon Hardy en la nave espacial Nuevas Fronteras alrededor de 2145, y que luego cultivó para realizar investigaciones sobre la longevidad. QED.
¿Pero qué clase de hombre es? Debe juzgarlo usted mismo. Al condensar estas memorias y reducirlas a una extensión más manejable, he omitido muchos incidentes históricos verificables (la materia prima está disponible en los archivos para los estudiosos), pero he dejado mentiras e historias poco probables porque parto de la base de que las mentiras que cuenta un hombre dicen más verdades sobre él (cuando se analizan) que la "verdad".
Está claro que este hombre es, según los valores morales habituales en las sociedades civilizadas, un bárbaro y un pícaro.
Pero no son los hijos los que deben juzgar a sus padres. Las cualidades que lo convierten en lo que es son, precisamente, las que se necesitan para sobrevivir en una selva... o en una frontera salvaje. No olviden la deuda que tienen todos con él, tanto genética como histórica.
Para comprender la deuda histórica es necesario revisar un poco de historia antigua, parte tradición o mito, parte hechos tan comprobados como el asesinato de Julio César. La fundación de las familias Howard se estableció con el testamento de Ira Howard, que murió en 1873. Ese testamento ordenaba a los administradores de la fundación que utilizaran su dinero para "prolongar la vida humana". Esto es un hecho.
La tradición dice que redactó este testamento enfadado con su propio destino, pues se encontró con que moría de "senectud" a los cuarenta y tantos años; muerto a los cuarenta y ocho años, soltero y sin progenie. Así que ninguno de nosotros lleva sus genes; su inmortalidad reside solo en un nombre y en una idea: que la muerte se podía evitar.
En aquel tiempo, morirse a los cuarenta y ocho años no era inusual. Se lo crean o no, en aquellos tiempos la esperanza media de vida era ¡de unos treinta y cinco años! Pero no de senilidad. Las enfermedades, el hambre, los accidentes, los asesinatos, las guerras, los partos y otros tipos de violencia acababan con los seres humanos mucho antes de llegar a la vejez. Pero un ser humano que superara todos estos obstáculos todavía podía esperar la muerte de senectud entre los setenta y cinco y los cien años, más o menos. Muy pocos llegaban a los cien; sin embargo, cada grupo de población tenía su diminuta minoría de "centenarios". Hay una leyenda sobre el "viejo Tom Parr", que se supone que murió en 1635 a los ciento cincuenta y dos años. Sea cierta o no esta leyenda, que algunos individuos deben de haber vivido un siglo y medio. Pero lo cierto es que eran muy pocos.
La fundación empezó su trabajo como un experimento de cría pre-científico, pues nada se sabía entonces de genética. A los adultos con antecedentes longevos se les animaba a copular con otros como ellos; el incentivo era el dinero.
Como era de esperar, el incentivo funcionó. Y como era también de esperar, este experimento también funcionó, era el método científico que utilizaron durante siglos los ganaderos antes de que naciera la ciencia de la genética: la cría como medio de reforzar una característica, y luego la eliminación de los más débiles.
Los archivos de las familias no muestran cómo se eliminó a los primeros débiles; se limitan a mostrar que se eliminó a algunos miembros de las familias (raíz y ramas, a todos los descendientes) por el imperdonable pecado de morir de senectud a una edad demasiado temprana.
Cuando se produjo la crisis de 2136, todos los miembros de las familias Howard tenían una esperanza de vida de más de ciento cincuenta años, y algunos habían superado esa edad. La causa de esa crisis parece increíble, sin embargo todos los documentos tanto internos como externos a las familias, están de acuerdo. Las familias Howard corrían un peligro extremo provocado por el resto de los seres humanos, simplemente porque vivían "mucho tiempo". La razón de que eso fuera así hay que buscarla entre los psicólogos de masas, no en un documentalista. Pero es la verdad.
Los detuvieron y los concentraron en un campo de prisioneros, y estuvieron a punto de torturarlos hasta la muerte en un intento de arrancarles el "secreto" de la "eterna juventud". Hecho, no mito.
Y aquí entra en la historia el Miembro más antiguo. Gracias a su audacia, un talento especial para mentir de forma convincente y lo que a la mayor parte de la gente le parecería un placer infantil en la búsqueda de la aventura por la aventura y la intriga, el Miembro más antiguo logró llevar a cabo la evasión más grande de todos los tiempos. Robó una primitiva nave espacial y escapó del sistema solar con todas las familias Howard (que entonces estaban formadas por unos 100.000 hombres, mujeres y niños).
Si les parece imposible (tantas personas y una sola nave), recuerden que las primeras naves espaciales eran muchísimo más grandes que las que ahora utilizamos. Eran planetoides artificiales autosuficientes que pretendían permanecer muchos años en el espacio con velocidades inferiores a la de la luz; tenían que ser enormes.
El Miembro más antiguo no es el único héroe de ese éxodo. Pero en todos los relatos, diferentes y en ocasiones contradictorios, que nos han llegado, él siempre fue la fuerza motora. Fue nuestro Moisés, el que sacó a su pueblo de la esclavitud.
Los volvió a traer a casa tres cuartos de siglo más garde (2210), pero no para esclavizarlos. Pues esa fecha, el Año uno del calendario galáctico estándar, señala el comienzo de la Gran diáspora..., provocada por una presión demográfica extrema en el Viejo Hogar Terra y hecha posible gracias a dos nuevos factores: el para-motor Libby-Sheffield, como se conoció entonces (no era un "motor" en el verdadero sentido de la palabra, sino un medio de manipular los espacios dimensionales-n), y la primer técnica (y la más sencilla) para alagar la vida de forma efectiva: sangre nueva cultivada in vitro.
Las familias Howard provocaron todo ello solo con escapar. Los humanos efímeros que se quedaron en Terra, todavía convencidos de que las familias longevas poseían un "secreto", se pusieron a intentar averiguarlo por medio de una amplia y sistemática investigación dio resultado por pura casualidad: no ese "secreto" que en realidad no existía, sino algo que era casi igual de bueno: una terapia, y con el tiempo un haz de terapias para posponer la senectud y aumentar el vigor, la virilidad y la fertilidad.
La Gran Diáspora fue entonces tan necesaria como posible.
El gran talento del Miembro más antiguo (aparte de su habilidad para mentir de forma improvisada y convincente) parece haber sido siempre un extraño don que le permitía extrapolar las posibilidades de cualquier situación y luego retorcerlas para que se adaptaran a sus propósitos. (Él lo dice así: "tienes que tener una intuición especial para saber lo que hace saltar a la rana". Los psicometristas que lo han estudiado dicen que tiene un gran talento paranormal expresado en forma de "percepciones" y "suerte", pero lo que el Miembro más antiguo tiene que decir sobre ellos es bastante menos cortés. Como documentalista, me abstengo de dar mi opinión).
El Miembro más antiguo vio de inmediato que esta bendición en forma de juventud prolongada, aunque se prometía a todos, quedaría de hecho limitada a los poderosos y sus nepotismos. A los miles de millones de ilotas no se les podía permitir superar su esperanza de vida normal; no había sitio para ellos a menos que emigraran a las estrellas, en cuyo caso habría sitio para que cada ser humano viviera tanto tiempo como pudiera soportar. Cómo explotó esto el Miembro más antiguo no siempre queda claro; al parecer utilizó varios nombres y muchos frentes. Sus corporaciones clave terminaron en manos de la fundación, luego se liquidaron para trasladar la fundación y a las familias Howard a Secundus, a petición suya; nuestro ancestro ya había reservado "las mejores propiedades" para sus parientes y descendientes. Un sesenta y ocho por ciento de los que entonces vivían aceptó el reto de las nuevas fronteras.
La deuda genética que tenemos con él es tanto indirecta como directa. La deuda indirecta reside en el hecho de que la emigración es un mecanismo de clasificación, una selección darwiniana forzada mediante la cual las razas superiores se van a las estrellas mientras que las inferiores se quedan en casa y mueren. Lo cual es cierto incluso en el caso de los transportados por la fuerza (como ocurrió en los siglos XIV y XV), salvo que en este caso la clasificación tiene lugar en el nuevo planeta. En una frontera salvaje, los débiles y los inadaptados mueren; los fuertes sobreviven. Incluso aquellos que emigran de forma voluntaria deben superar esta segunda y drástica selección especial. Las familias Howard han sido sometidas a este tipo de matanzas selectivas al menos tres veces.
La "deuda" genética que tenemos con el Miembro más antiguo es incluso más fácil de demostrar. Una parte solo necesita unas sencillas reglas aritméticas. Si vive usted en cualquier lugar que no sea el Viejo Hogar Tierra, y casi con toda seguridad es así si está leyendo esto, a la vista del miserable estado en el que se encuentran en la actualidad "las bellas colinas verdes de la Tierra", y puede contar entre sus ancestros aunque solo sea con un miembro de las familias Howard (y la mayor parte de ustedes pueden), entonces con casi toda probabilidad usted desciende del Miembro más antiguo.
Según las genealogías oficiales de las familias, esta probabilidad es de un ochenta y siete coma tres por ciento. Usted desciende también de muchos otros miembros del siglo XX de las familias Howard si desciende de cualquiera de ellos, pero aquí solo hablo de Woodrow Wilson Smith, el Miembro más antiguo. En el momento en que se produjo la crisis de 2136 casi una décima parte de la generación más joven de las familias Howard descendía del Miembro más antiguo "de forma legítima", y con eso me refiero a que cada nacimiento vinculado se recogía en los archivos de la famlia y la ascendencia se confirmaba por medio de las pruebas de las que disponían en ese momento. (Ni siquiera se conocía la clasificación de los tipos de sangre cuando comenzó el experimento de cría, pero el proceso de selección letal hizo que lo más conveniente para la mujer fuera que no se descarriara, al menos fuera de las familias).
A estas alturas, la probabilidad cumulativa es, como he dicho, del ochenta y siete coma tres por ciento si tiene algún ancestro Howard, pero si tiene un ancestro Howard de una generación más reciente, sus probabilidades aumentan hasta un cien por cien real.
Pero, como estadístico, tengo razones para creer (respaldado por análisis informáticos de tipos de sangre, tipos de cabello, color de ojos, recuento de dientes, tipos de encimas y otras características que responden al análisis genético), muchas razones para creer que el Miembro más antiguo tiene muchos descendientes no documentados en las genealogías, tanto dentro como fuera de las familias Howard.
Por decirlo con suavidad, es un viejo sinvergüenza cuya semilla está esparcida por toda esta parte de nuestra galaxia.
Tomemos los años del Éxodo, después de que robara el Nuevas Fronteras. No se casó ni una vez durante todos esos años, y los archivos de la nave y las leyendas basadas en memorias de aquella época sugieren que era, según un antiguo modismo, "uno de esos que odian a las mujeres", un misógino.
Quizá. Los archivos bioestadísticos (más que las genealogías), cuando se analizan, sugieren que no era del todo inasequible. El ordenador que lo analizó incluso me apostó dinero a que había más de cien retoños engendrados por él durante esos años (rechacé la apuesta; ese ordenador me gana al ajedrez, aunque yo disponga de una torre de ventaja).
No lo encuentro sorprendente en vista del énfasis casi patológico que se ponía en la longevidad entre las familias de esa época. El varón más viejo, si seguía siendo viril (y él desde luego lo era), se habría visto sometido a tentaciones sin fin, oportunidades interminables por parte de mujeres ansiosas por tener retoños con su misma y demostrada superioridad; "superioridad" según el único criterio que respetaban las familias Howard. Podemos suponer que el estado civil no importaría mucho; todos los matrimonios de las familias Howard eran matrimonioes de conveniencia (el testamento de Ira Howard se aseguraba de eso), y pocas veces duraban toda la vida. El único aspecto sorprendente es que fueran tan pocas las mujeres fértiles que consiguieron hacerlo caer, cuando no cabe duda de que había muchas miles dispuestas a intentarlo. Pero él siempre se levantó de un salto.
Sea como sea; si hoy en día ve a un hombre con el cabello rojizo, la nariz grende, la sonrisa fácil y encantadora y una expresión ligeramente salvaje en los ojos gris verdosos, siempre me pregunto si el Miembro más antiguo ha pasado hace poco por esa parte de la galaxia. Si ese extraño se me acerca, me llevo la mano a la cartera. Si me habla, me hago el propósito de no hacer apuestas ni promesas.
¿Pero cómo es que el Miembro más antiguo, que solo era un miembro de tercera generación del experimento de cría de Ira Howard, consiguió sobrevivir y permanecer joven durante sus primeros trescientos años de vida sin un proceso de rejuvenecimiento artificial?
Una mutación, claro está, lo que sencillamente viene a decir que no lo sabemos. Pero a lo largo de los varios procesos de rejuvenecimiento a los que se ha sometido, hemos aprendido un poco sobre su estructura física. Tiene un corazón de un tamaño excepcional que late muy lento. Solo tiene veintiocho dientes y ninguan caries, y parece ser inmune a las infecciones. Jamás se ha sometido a ninguna operación quirúrgica, salvo para curar heridas o para someterse a los procesos de rejuvenecimiento. Sus reflejos son muy rápidos, hasta un punto extremo, pero siempre parecen una reacción razonada, así que se puede cuestionar la corrección del término "reflejo". Sus ojos jamás han necesitado ninguna corrección, ya sea de lejos o de cerca; su alcance auditivo es anormalmente alto, anormalmente profundo y extraordinariamente fino en todo su alcance. Su percepción de colores incluye el índigo. Nació sin prepucio, sin apéndice vermiforme... y al parecer sin conciencia.
Me alegro de que sea mi ancestro.
Justin Foote el 45º
Archivista jefe, fundación Howard.


* Cuando las familias Howard se apoderaron de la nave espacial Nuevas Fronteras solo había unos cuantos que tuvieran más de 125 años, y todos ellos (salvo el Miembro más antiguo) están muertos, en momentos y lugares recogidos por los archivos (excluyo el extraño y es posible que mítico caso de la vida en muerte de la anciana Mary Sperling). A pesar de la ventaja genética y del acceso a las terapias para prolongar la vida conocidas por todo el mundo con el nombre de "la opción de la inmortalidad", el último murió en el año 3003 del calendario gregoriano. Según los archivos, parecería que la mayor parte murió tras rechazar nuevos tratamientos de rejuvenecimiento, y esa sigue siendo la segunda causa más habitual de muerte hoy en día.

jueves, 12 de julio de 2007

VIVAN LAS CURVAS

De vez en cuando, algún "asunto" me llama la atención entre todos los e-mails que me llegan a la carpeta de spam, y en este caso me llamó la atención uno con el título que lleva este post.
Cual no sería mi sorpresa al descubrir que era realmente gracioso... Así que he decidido ponerlo aquí para vuestro disfrute... U horror, que menudo aburrimiento si a todos nos gustara lo mismo XD

Ahí va:

Hace unos días se vio por las calles de Guatemala un afiche de "WORLD GYM", una de las cadenas de gimnasios más renombradas del País con la foto de una chica escultural y la siguiente frase: ¿Este Verano que quieres ser: sirena o ballena?
Dicen que una joven mujer pero madura (cuyas características físicas nunca trascendieron) le envió este mail a la empresa "WORLD GYM" respondiéndoles a su frase publicitaria...:

'Las ballenas están siempre rodeadas de amigos.
Tienen una vida sexual activa, se embarazan y tienen ballenitas de lo más tiernas.
Las ballenas amamantan. Son amigas de los delfines y se lo pasan comiendo camarones...
También se la pasan jugando en el agua y nadando por ahí, surcando los mares, conociendo lugares maravillosos, como los hielos de la Antártida y los arrecifes de coral de la Polinesia. Las ballenas cantan muy bien y hasta tienen CD grabados.
Las ballenas son enormes y casi no tienen predadores naturales.
Las ballenas tienen una vida bien resuelta, son lindas y amadas por todos...
Las sirenas no existen. Si existieran, vivirían en permanente Crisis existencial. '¿Soy un pez o soy un ser humano?'. No tienen hijos pues matan a los hombres que se encantan con su belleza. (Y yo agregaría que no tienen por donde hacer el amor. ¡Por Dios!). Son bonitas si, pero tristes y siempre solitarias. (¿Quien quiere acercarse a una mujer que huele a pescado frito y que no tiene hoyito como salvavidas?). Por favor... Prefiero ser ballena...

P.S.: En estos tiempos de mujeres anoréxicas y bulímicas, en que la prensa, las revistas, el cine y la tele nos meten a la fuerza en la cabeza que solo las flacas son bellas, este mensaje trae nuevas esperanzas a las ballenitas y, ¿Por que no?, a las sirenitas que no descansan un segundo pensando en su apariencia exterior. Yo prefiero disfrutar un helado junto a la sonrisa cómplice de mis hijos, una copa de vino con un hombre que me haga vibrar y una pasta exquisita con amigos que me quieren por lo que soy, no por como luzco.

...Esto es para todas las mujeres que realmente se aprecian lo que son y no por como luzcan, pues sólo el hecho de ser mujer la hace bonita... y a todos los hombres, para que valoren a las mujeres reales que les rodean...

domingo, 8 de julio de 2007

Fin de la historia

Porfín se terminó.
Hace unos meses me saqué dos muelas del juicio más, como ya os dije, y la verdad es que estaba encantada... Hasta que la última muela del juicio que me quedaba se me infectó, y me pegué una semana y pico con un flemón enorme, que ni podía comer ni nada.
Así que, resignada, me decidí a volver a endeudarme con la clínica dental. Cuando me dijeron que lo que tenían que hacerme incluía limarme el hueso de la mandíbula para poder sacarme la muela (que por otro lado costaba como 100 euros), osease, cirujía, y teniendo en cuenta que me habían dicho que en la Seguridad Social hacían extracciones, me decidí a acudir al dentista de la Seguridad Social a ver qué me decía él. No pareció importarle mucho que hubiera ido primero a una clínica dental, hasta que se enteró de cual era... Momento en que me contó que en esa clínica a veces hacían las cosas bien... Pero que generalmente, aparte de practicar muchos tratamientos innecesarios, también hacían muchas chapuzas (momento en que yo empecé a hacerme cruces de que las dos anteriores extracciones hubieran salido sin problemas, pues habían sido en esa misma clínica), con lo que tenían muchos problemas con las demandas y demás.
Primero me dió un antibiótico más gordo que el que me habían dado en la clínica, para que se me fuera la infección cuanto antes.
Una vez que se me fué la infección, me dijo claramente que el plazo de espera para ir a cirujía maxilofacial y que me la sacaran, era de tres meses. En ese tiempo, nada ni nadie nos garantizaba que para cuando me tocara la vez de extracción, no tuviera la muela infectada de nuevo, así que me la iba a sacar él en la próxima cita.
Ese día fué el miércoles.
Cuando me tocó el turno, me inyectó la anestesia (ni me enteré), y mientras me hacía efecto, estuve esperando en la sala de espera. Como media hora o así... Tiempo que aproveché para ir a casa a por la ortopantomografía (que me la había olvidado, y vivo cerca).
Tan difícil que decían que iba a resultar en la clínica, y a la hora de la verdad, el dentista tardó no más de 10 minutos desde el momento en que entré por la puerta (incluído tiempo de quitarme la chaqueta, sentarme, y examinarme) en sacarme la dichosa muela.
Enfin...

La única molestia que he sufrido esta vez es que hasta las 6 de la tarde o así que se me iba a pasar el efecto de la anestesia no iba a poder comer nada (y el médico me dijo que sólo tomara un yogur frío) y hasta el día siguiente, incluído, no iba a poder tomar nada más que alimentos líquidos, fríos y con pajita. Un poco me ha molestado luego al comer, y de vez en cuando me ha dolido un poco... Pero no lo suficiente como para tener que tomar nada (tampoco hubiera podido hacerlo, si tenía que tomarme un termalgin bebiendo el agua después con pajita XD), así que todo perfecto.

Desde que empecé a hablar en este blog sobre mis muelas del juicio no ha parado de llegar gente buscando información sobre extracciones de las muelas del juicio, el cuidado que hay que tener, y buscando tranquilidad a la hora de sus propias extracciones. O al menos eso es lo que dice el contador de estadísticas que tengo puesto. Esos son los términos de búsqueda a través de los cuales llega gente aquí (amén de muchos otros).

A toda esa gente quiero decirle que estén tranquilos. NO tiene porqué doler. NO tiene porqué infectarse. NO te vas a morir por sacarte una muela del juicio. NO tienes porqué tener problemas de ningún tipo por sacártelas.
A no ser que seas descuidado y se te infecte. Pero para eso te dan antibióticos después de sacártelas.
Tampoco tienes por qué tener ningún problema durante las extracciones, siempre y cuando vayas a un odontólogo de verdad y no a un sacamuelas del tres al cuarto. Si tu dentista de toda la vida no te las puede sacar por cualquier circunstancia, él te aconsejará quién te la puede extraer. Pregúntale.

Suerte a todos y ya me contaréis qué tal os han ido vuestras extracciones.

sábado, 7 de julio de 2007

¡Voto a bríos! - Terry Pratchett

Losdos bandos se vigilaban con cuidado. Eran viejos enemigos. Habían medido sus fuerzas muchas veces, habían saboreado la derrota y la victoria, habían reclamado el mismo territorio. Pero esta vez iban a llegar al final.
Nudillos lívidos. Arrastre impaciente de botas.
El capitán Zanahoria botó un par de veces la pelota.
- Muy bien, chavales, una vez más, ¿eh? Y esta vez, nada de juego sucio. William, ¿qué estás comiendo?
El Artero Bofetón frunció el ceño. Nadie, nadie conocía su nombre. Ni los niñoscon los que había crecido conocían su nombre. Su madre, si es que alguna vez se enteraba de quién era, probablemente no conocía su nombre. Pero Zanahoria había conseguido averiguarlo. Si cualquier otro lo hubiera llamado "William", ahora estarían buscando su propia oreja. Dentro de su propia boca.
- Goma de mascar, señor.
- ¿Has traído bastante para todos?
- No, señor.
- Entonces tíralo, así me gusta. Ahora, vamos a... Gavin, ¿qué llevas en la manga?
El que era conocido como Gav el Cerdo no se molestó en discutir.
- Un cuchillo, señor Zanahoria.
- Y supongo que sí que habrás traído bastantes para todos, ¿eh?
- Exacto, señor. -El Cerdo sonrió. Tenía diez años.
- Venga, ponlos en el montón con los demás...
El agente Shoe miró horrorizado por encima de la tapia. Había unos cincuenta chavales en el amplio callejón. Edad media en años, unos once. Edad media en cinismo y perversidad maligna: unos ciento sesenta y tres. Aunque el fútbol de Ankh-Morpork no suele tener porterías propiamente dichas, se habían fabricado dos usando el método tradicional de amontonar cosas para marcar el sitio donde estarían los postes.
Dos montones: uno de cuchillos y otro de objetos contundentes.
En medio de los chicos, que iban vestidos con los colores de algunas de las bandas callejeras más peligrosas, el capitán Zanahoria estaba haciendo botar una vejiga de cerdo inflada.
El agente Shoe se preguntó si debería ir a buscar ayuda, pero el hombre parecía bastante tranquilo.
- Esto, ¿capitán? -se aventuró a decir.
- Ah, hola, Reg. Estábamos aquí jugando un partido amistoso de fútbol. Este es el agente Shoe, chicos.
Cincuenta pares de ojos dijeron: nos hemos quedado con tu cara, madero.
Reg se coló por un lado de la tapia y los ojos vieron la flecha que le había atravesado la coraza y le sobresalía varios centímetros de la espalda.
- Tenemos un problemilla, señor -dijo Reg-. Me ha parecido que tenía que venir a buscarle. Es una situación con rehenes...
- Voy ahora mismo. Muy bien, chavales, lo siento. Jugad entre vosotros, ¿queréis? Y confío en veros a todos el martes para cantar canciones y hacer la barbacoa de salchichas.
- Vale, señor -dijo el Artero Bofetón.
- Y la cabo Angua verá si os puede enseñar el aullido de fogata de campamento.
- Sí, vale -dijo el Cerdo.
- Pero ¿qué hacemos antes de separarnos? -preguntó Zanahoria, expentante.
Los miembros de los Skat y los Mohock se miraron con timidez entre ellos. Normalmente nada les ponía nerviosos, ya que mostrar miedo en cualquier circunstancia se castigaba con la expulsión. Pero en el momento de redactar las diversas normas de los clanes, a nadie se le había ocurrido que existiera alguien como Zanahoria.
Mirándose con expresión de "como menciones esto alguna vez te mato", todos levantaron los índices de ambas manos hasta ponerlos a la altura de las orejas y dijeron a coro: "Wib wib wib".
- "Wob wob wob" -respondió animadamente Zanahoria-. Muy bien, Reg, vámonos.
- Pero ¿cómo estaba haciendo eso, capitán? -preguntó el agente Shoe, mientras los dos guardias se alejaban a toda prisa.
- Oh, hay que levantar los dos dedos así -dijo Zanahoria-. Pero te agradecería que no se lo contaras a nadie, porque se supone que es una señal secr...
- ¡Pero si son maleantes, capitán! ¡Jóvenes asesinos! ¡Villanos!
- Oh, son un poco descarados, pero en el fondo son buenos chicos, cuando uno se toma tiempo para entender...
- ¡He oído que nunca le dan a nadie bastante tiempo para entender! ¿Sabe el señor Vimes que está usted haciendo esto?
- Lo sabe más o menos, sí. Le dije que me gustaría fundar un club para los chavales de la calle y él me dijo que estaba bien siempre y cuando los llevara de acampada a algún acantilado realmente escarpado en algún sitio donde hubiera vientos fuertes. Pero él siempre dice esas cosas. Y estoy seguro de que no queremos que cambie. A ver, ¿dónde están esos rehenes?
- Vuelve a ser en la tienda de Vortin, capitán. Pero eso... eso no es lo malo...
Detrás de ellos, los Skat y los Mohock se miraron entre ellos con recelo. Luego recogieron sus armas y se alejaron despacio y con cuidado. No es que no queramos pelear, decían sus gestos. Es simplemente que ahora mismo tenemos mejores cosas que hacer, así que vamos a irnos para averiguar cuáles son.

sábado, 30 de junio de 2007

Batido de plátano

Ingredientes:

Plátanos, alrededor de la media docena, bien maduros
Nata líquida, más o menos unos 200-300 cl, pero se puede echar toda la que se quiera.
Leche, como un litro
Especias (yo suelo usar menta, eneldo, vainilla... realmente poco de cada, para que no se coman el sabor a plátano)
Azúcar al gusto

Preparación:

En un cacharro bien grande se trocean los plátanos una vez pelados, se agrega la nata líquida y se bate todo bien con la batidora hasta que está bien deshecho. Se agregan las especias al gusto, sin pasarse para que no se coman el sabor, y el azúcar al gusto. Hay que matizar que si los plátanos estaban muy maduros (oscuros) no hace falta agregar azúcar, pues de por sí ya queda realmente dulce.
Se bate un poco más para que quede todo bien mezclado y se va agregando leche al gusto o hasta terminar el litro.

Si la leche estaba fría, se puede tomar ya, o incluso a temperatura ambiente, pero si se quiere frío, en vez de agregarle hielo, mejor meterlo en la nevera un rato ;)

Ya me diréis si os gusta ^^

La luz fantástica - Terry Pratchett

Y muy lejos, pero situado en el curso de colisión, el héroe más grande jamás nacido en el Disco se liaba un cigarrillo, completamente inconsciente de la que le aguardaba.
El pitillo que hacía girar expertamente entre los dedos era interesante: como muchos magos errantes de los que había aprendido el arte, aquel héroe tenía la costumbre de guardarse las colillas en un saquito de cuero y usar los restos para hacerse nuevos cigarrillos. Las implacables leyes de los promedios dictaban que parte de aquel tabaco había sido fumado casi contínuamente durante muchos años. La sustancia que intentaba prender sin éxito..., bueno, digamos que habría servido para alquitranar carreteras.
Tan grande era la reputación de este hombre que un grupo de jinetes nómadas bárbaros le había invitado respetuosamente a reunirse con ellos en torno a su hoguera de boñigas de caballo. Los nómadas de las regiones del Eje solían emigrar hacia la Periferia cuando llegaba el invierno, y éstos formaban parte de una tribu que había plantado sus tiendas de fieltro en la sofocante ola de calor de -3 grados. Ivan por ahí con las narices despellejadas y quejándose de insolaciones.
El efe bárbaro dijo:
- ¿Cuáles, pues, son las grandes cosas que un hombre puede encontrar en la vida?
Es el tipo de conversaciones que hay que iniciar para que los bárbaros esteparios se mantengan sentados en círculos.
El hombre situado a su derecha bebió pensativamente un sorbo de cóctel de leche de yegua y sangre de lince blanco, y así habló:
- El horizonte nítido de la estepa, el viento en tu melena, un caballo descansado para cabalgar.
El hombre de su izquierda dijo:
- El grito de un águila blanca en las montañas, la caída de la nieve en el bosque, una buena flecha en tu arco.
El jefe asintió y dijo:
- Sin duda es el espectáculo de tu enemigo muerto, la humillación de su tribu y el llanto de sus mujeres.
Se oyó un murmullo generalizado de aprobación ante tan extravagante afirmación.
El jefe se volvió respetuosamente hacia su invitado, una figurilla que se calentaba cuidadosamente los sabañones junto a la hoguera.
- Pero nuestro huésped, cuyo nombre es legendario, sin duda conoce la verdad: ¿Cuáles son las grandes cosas que un hombre puede encontrar en la vida?
El invitado se detuvo en mitad de otro inútil intento por encender su pitillo.
- ¿Cómo dicez? -preguntó, desdentado.
- Que cuáles son las grandes cosas que un hombre puede encontrar en la vida.
Los guerreros se inclinaron hacia delante para oír mejor. Aquello valdría la pena.
El invitado pensó durante largo rato con todas sus fuerzas, y luego dijo con voz pausada:
- Agua caliente, buenoz dientez y papel higiénico suave.

[...]

Los druidas del Disco se enorgullecían de su progresista aproximación al descubrimiento de los misterios del universo. Por supuesto, como los druidas de todas partes, creían en la unidad esencial de todo lo que vive, en el poder curativo de las plantas, en el ritmo natural de las estaciones y en la incineración de todo el que no percibiera adecuadamente todo esto, pero también habían pensado mucho sobre la base misma de la creación, y llegaron a formular la siguiente teoría:
El universo, según decían, dependía para su funcionamiento del equilibrio de cuatro fuerzas que ellos identificaban como encanto, persuasión, inseguridad y mala leche.
De esta manera, el sol y la luna orbitaban en torno al Disco porque habían sido persuadidos para no caer, pero en realidad no volaban a causa de la inseguridad. El encanto permitía que los árboles crecieran y la mala leche los mantenía arriba, etcétera.
Algunos druidas sugirieron que existían ciertos fallos en esta teoría, pero los druidas más ancianos les explicaron con precisión que había un lugar y un momento para la polémica documentada y el debate científico: la pira ceremonial en el siguiente solsticio.

[...]

Pero una figura menuda y solitaria vigilaba también desde el útil escondrijo que le proporcionaba una piedra caída. Una de las leyendas más grandes del Disco observaba con considerable interés los acontecimientos que se desarrollaban en el círculo de piedra.
Vio como los druidas cerraban el corro y entonaban el cántico, vio como el jefe druida alzaba su hoz...
Oyó la voz.
- ¡Disculpad un momento, por favor! ¿Puedo decir una cosa?

Rincewind miró desesperadamente a su alrededor buscando una salida. No la había. Dosflores estaba de pie junto a la piedra que servía de altar, con un dedo alzado y una actitud de educada determinación.
Rincewind recordó el día en que Dosflores había pasado junto a un carretero que apaleaba a los bueyes con demasiada fuerza, y la presentación que el turista hizo de sus teorías acerca de la protección de los animales dejó al mago magullado y sangrante.
Los druidas miraban a Dosflores con la clase de expresión que se suele reservar para una oveja que se ha vuelto loca o una lluvia de ranas. Rincewind no alcanzaba a oír lo que decía, pero unas cuantas frases como "costumbres folklóricas" y "flores y frutos" le llegaron desde el silencioso círculo.
En aquel momento, unos dedos que parecían palitos de queso se cerraron en torno a la garganta del mago, y algo extremadamente afilado y cortante le arañó la nuez, mientras una voz húmeda susurraba junto a su oído:
- Ni una palabda o edez hombde muedto.
Los ojos de Rincewind giraron en sus órbitas como si estuvieran buscando un camino de salida.
- Si no quieres que diga nada, ¿cómo sabrás que he comprendido lo que acabas de decirme? -siseó.
- ¡Calla y dime qué hace el otdo idiota!
- Oye, espera, si tengo que callarme no puedo...
El cuchillo junto a su garganta se convirtió en una raya caliente de dolor, y Rincewind decidió dar un pase pernocta a la lógica.
- Se llama Dosflores. No es de por aquí.
- Ya me padecía a mí. ¿Ez amigo tuyo?
- Tenemos una especie de relación odio-odio, sí.
Rincewind no alcanzaba a ver a su agresor, pero por lo que sentía a su espalda, tenía el cuerpo hecho de percheros. Además, apestaba a caramelos de menta.
- Hay que deconoced que tiene agallaz. Haz exactamente lo que te digo y quizá laz agallaz de tu amigo no acaben eztampadaz en la piedda.
- Urrr.
- Ezta gente no ez muy ecuménica, ¿zabez?
Fue en aquel momento cuando la luna, con la debida obediencia a las leyes de la persuasión, salió; aunque, por deferencia a las leyes informáticas, no fue por un lugar ni siquiera remotamente cercano a las piedras colocadas a tal efecto.
Pero lo que había allí, escudriñando entre los jirones de nubes, era una brillante estrella roja. Pendía exctamente sobre la piedra sagrada del círculo, deslumbrante como una chispa en las órbitas oculares de la Muerte. Era sombría, terrible y, como no pudo evitar advertir Rincewind, un poco más grande que la noche anterior.
Un grito de horror se elevó de entre los sacerdotes reunidos. En la periferia, la multitud se apretujó hacia adelante: aquello parecía prometedor.
Rincewind sintió que le ponían el mango de un cuchillo en la mano, y oyó la voz chirriante a su espalda.
- ¿Haz hecho alguna vez ezta claze de cozaz?
- ¿Qué clase de cosas?
- Atacad un templo, matad a loz zaceddotez, dobad el odo y dezcatad a la chica.
- No, al menos no con esas palabras.
- Puez ze hace azí.
A cinco centímetros de la oreja de Rincewind, la voz se convirtió en el aullido de un mandril que acabara de pisar una trampa en un desfiladero con buena resonancia, y una forma menuda pero fuerte salió corriendo junto a él.
A la luz de las antorchas, vio que se trataba de un hombre muy viejo, de la variedad huesuda que se suele denominar "vital para su edad", con la cabeza completamente pelada, una barba que le llegaba casi hasta las rodillas y unas piernecillas como alambres en las cuales las venas varicosas habían dibujado el mapa de una ciudad bastante grande. A pesar de la nieve, no llevaba más que un taparrabos de cuero y un par de botas en las que habrían cabido sin problemas otros dos pies.
Los dos druidas más cercanos a él intercambiaron miradas y blandieron las hoces. Hubo una mancha borrosa y se derrumbaron, convertidos en bolas de agonía que emitían sonidos castañeteantes.
En el tumulto que siguió, Rincewind consiguió deslizarse hacia la piedra altar, sujetando el cuchillo con dos dedos como para no provocar ningún comentario desaprobador. La verdad es que nadie le prestaba demasiada atención: los druidas que no habían huido del círculo, generalmente los más jóvenes y musculosos, se habían congregado en torno al anciano con intención de discutir el tema del sacrilegio en relación con los círculos de piedra. Pero, a juzgar por las risitas temblorosas y el ruido de golpes, era él quien dirigía el debate.
Dosflores observaba la pelea con interés. Rincewind le agarró por un hombro.
- ¡Vámonos! -gritó.
- ¿No deberíamos ayudar?
- Estoy seguro de que no haríamos más que estorbar -se apresuró a decir Rincewind-. Ya sabes lo molesto que es cuando estás trabajando y la gente no hace más que intentar mirar lo que haces.
- Como mínimo tenemos que rescatar a la joven -replicó Dosflores con firmeza.
- ¡Muy bien, pero deprisa!
Dosflores cogió el cuchillo y corrió hacia la piedra altar. Tras varios intentos de aficionado, consiguió cortar las cuerdas que ataban a la chica, quien se sentó y rompió a llorar.
- No pasa nada... -empezó a decir el turista.
- ¡Claro que pasa, imbécil! -le espetó ella, mirándole con unos ojos ribeteados de rojo-. ¿Por qué la gente siempre tiene que estropearlo todo?
Resentida, se sonó la nariz con el borde de la túnica.
Dosflores, avergonzado, alzó la vista hacia Rincewind.
- Mmm... me parece que no lo comprendes bien -dijo-. Te acabamos de salvar de una muerte segura.
- No ha sido fácil -sollozó ella-. Quiero decir, mantenerte... -Se sonrojó y retorció el dobladillo de su túnica-. O sea, seguir..., no dejar que te..., no perder las... cualificaciones...
- ¿Cualificaciones? -interrogó Dosflores, ganando el Trofeo Rincewind a la persona más lenta de entendederas del universo.
La chica entrecerró los ojos.
- A estas horas podría estar ya con la Diosa Luna, bebiendo aguamiel en una copa de plata -dijo malhumorada-. ¡Ocho años de quedarme en casa las noches de los sábados, todo a la basura!
Alzó la vista hacia Rincewind y lanzó un gruñido despectivo.
En aquel momento, el mago sintió algo. Quizá fue el tenue roce de una pisada tras él, quizá un movimiento reflejado en los ojos de la chica..., el caso es que se agachó.
Algo silbó en el aire atravesando el lugar donde había estado su cuello y rozó el cráneo calvo de Dosflores. Rincewind se volvió en redondo y vio como el archidruida preparaba de nuevo su hoz para descargar otro tajo. Ante la ausencia de cualquier posibilidad de huida, lanzó una patada desesperada.
Alcanzó de lleno al druida en la rodilla. El hombre gritó y dejó caer el arma. En aquel momento se oyó un desagradable ruidillo carnoso, y se derrumbó hacia adelante. Tras él, el hombrecillo de la larga barba arrancó su espada del cadáver, la limpió con un puñado de nieve y dijo:
- El lumbago me eztá matando. Puedez llevad el teozodo.
- ¿Tesoro? -inquirió débilmente Rincewind.
- Laz gadgantillaz y ezaz cozaz. Todoz loz colladez de odo. Tienen ontonez de elloz. Azí zon loz zaceddotez... -dijo el viejo desdentado-. ¿Quién ez la chica?
- No quiere que la rescatemos -explicó Rincewind.
La chica miró desafiante al anciano bajo unos párpados recargados de maquillaje.
- A tomad pod culo -dijo el viejo.
Con un solo movimiento se la echó al hombro..., se tambaleó, lanzó un grito de dolor tras la protesta de su artritis, y cayó.
Tras un momento en posición supina, dijo:
- No te quedez ahí padada, maldita zodda..., ayúdame a levantadme.
Para asombro de Rincewind, y probablemente también para el suyo propio, la chica obedeció.
Enretanto, el mago intentaba levantar a Dosflores. El turista tenía en la sien un rasguño que no parecía muy profundo, pero estaba inconsciente, con el rostro congelado en una sonrisa ligeramente preocupada. Su respiración era superficial y... extraña.
Y parecía muy ligero. No sólo poco pesado, sino casi sin peso. Era como si el mago estuviera sosteniendo una sombra.
Rincewind recordó haber oido que los druidas usaban venenos raros y terribles. Por supuesto también había oído, generalmente de labios de las mismas personas, que los criminales tenían los ojos muy juntos, que los rayos jamás caían dos veces sobre el mismo sitio y que si los dioses hubieran querido que el hombre volase le habrían proporcionado billetes de avión. Pero la ligereza de Dosflores asustó a Rincewind. Le asustó muchísimo.
Miró a la chica. Se había echado al viejo a un hombro, y dirigió una sonrisita apologética al mago. Desde algún lugar cercano a la base de su espalda, una voz cascada dijo:
- ¿Lo tienez todo ya? Puez vámonoz antez de que vuelvan.
Rincewind cogió a Dosflores bajo un brazo y trotó tras ellos.
No parecía tener otra opción.

El viejo tenía un caballo atado a un arbolillo retorcido, en un desfiladero lleno de nieve a cierta distancia de los círculos. Era un animal esbelto y lustroso, y la impresión general de que era un soberbio corcel de batalla quedaba enturbiada sólo en parte por el anillo hemorroide atado a la silla.
- Muy bien, ya puedez bajadme. Hay una botella de linimento en la alfodja, zi no te impodta...
Rincewind dejó caer a Dosflores apoyándolo contra el árbol con toda la suavidad posible y, a la luz de la luna -sumada al resplandor rojizo de la amenazadora estrella nueva, según advirtió-, tuvo oportunidad de examinar bien por primera vez a su salvador.
Sólo tenía un ojo, el otro estaba cubierto por un parche negro. Su flaco cuerpecillo era un entramado de cicatrices y, en aquel momento, la tendinitis lo tenía hecho polvo. Obviamente, sus dientes habían dimitido hacía tiempo.
- ¿Cómo te llamas? -preguntó.
- Bethan -respondió la chica, frotando un puñado de maloliente ungüento verdoso sobre la espalda del anciano.
Por su aspecto, el linimento no era parte de la historia cuando eres una virgen recién rescatada del sacrficicio por un héroe con un corcel blanco..., pero también parecía pensar que, si el linimento entraba en juego, lo mejor era usarlo bien.
- Le preguntaba a él -dijo Rincewind.
Un ojo brillante como una estrella se clavó en él.
- Mi nombde ez Cohen, chico.
Las manos de Bethan se detuvieron en el acto.
- ¿Cohen? -preguntó-. ¿Cohen el Bárbaro?
- El mizmo.
- Espera, espera -interrumpió Rincewind-. Cohen es un tipo corpulento, con un cuello de toro, los músculos de su pecho son como sacos de balones de fútbol. Es el mejor guerrero del Disco, una leyenda viviente. Mi abuelo me contó que le había visto..., mi abuelo me contó..., mi abuelo...
Se detuvo ante la mirada penetrante del viejo.
- Oh -dijo-. Oh. Claro. Perdón.
- Zí -suspiró Cohen-. Ez ciedto, chico. Máz que una leyenda, zoy hiztodia.
- Cielos -se asombró Rincewind-. ¿Cuántos años tienes, exactamente?
- Ochenta y ziete.
- ¡Pero si eras el más grande! -exclamó Bethan-. ¡Los bardos todavía cantan canciones sobre ti!
Cohen se encogió de hombros y lanzó un gemido de dolor.
- Y nunca me pagaron doyaltiez -dijo. Contempló la nieve con tristeza-. Éza ez la zaga de mi vida. Ochenta añoz en el negocio, ¿y qué he zacado en limpio? Lumbago, almoddanaz, úlcera de eztómago y cien decetaz difedentez pada haced zopa. ¡Zopa! ¡Odio la zopa!

sábado, 23 de junio de 2007

Spandau Ballet - Gold

Thank you for coming home.
I'm sorry that the chairs are all worn.
I left them here I could have sworn.
These are my salad days slowlyy being eaten away.
Just another play for today.
Oh but I'm proud of you but I'm proud of you.
Nothing left to make me feel small.
Luck has left me standing so tall, all.

Gold (gold)
Always believe in your soul.
You've got the power to know
you're indestructible.
Always believe in 'cause you are
gold (gold.)
Glad that you're bound to return
there's something I could have learned.
You're indestructible, always believe in.

After the rush has gone I hope you find a little more time.
Remember we were partneres in crime.
It's only two years ago the man with the suit and the pace.
You knew that he was there on the case.
Now he's in love with you he's in love with you.
My love is like a high prison wall
and you could leave me standing so tall, all

Gold (gold)
Always believe in your soul.
You've got the power to know
you're indestructible.
Always believe in 'cause you are
gold (gold.)
Glad that you're bound to return
there's something I could have learned.
You're indestructible, always believe in.

My love is like a high prison wall
and you could leave me standing so tall, all
Gold (gold)
Always believe in your soul.
You've got the power to know
you're indestructible.
Always believe in 'cause you are
gold (gold.)
Glad that you're bound to return
there's something I could have learned.
You're indestructible, always believe in.

Tiempos Interesantes - Terry Pratchett

Aquí es donde los dioses juegan partidas con las vidas de los hombres, en un tablero que es al mismo tiempo una simple zona de juego y el mundo entero.
Y Sino siempre gana.
Sino siempre gana. La mayoría de los dioses lanzan los dados pero Sino juega al ajedrez, y uno no descubre hasta que es demasiado tarde que durante todo el tiempo ha usado dos reinas.
Sino gana. Por lo menos eso es lo que se dice. Suceda lo que suceda, después dicen que debe de haber sido el Sino.*
Los dioses pueden adoptar cualquier forma, pero el único elemento de sí mismos que no pueden cambiar son sus ojos, y estos revelan su naturaleza. Los ojos de Sino apenas pueden llamarse ojos: no son más que agujeros oscuros a un infinito salpicado de algo que tal vez sean estrellas, o, en un segundo vistazo, podrían ser otras cosas.
Ahora parpadeó con aquellos ojos, sonrió a sus compañeros de partida con esa petulancia con que los ganadores sonríen justo antes de convertirse en ganadores y dijo:
- Yo acuso al Sumo Sacerdote de la Túnica Verde, en la biblioteca y con el hacha de dos manos.
Y ganó.
Dedicó una amplia sonrisa a los demás.
- Giempge ganan loj mijmoj -refunfuñó Offler el Dios Cocodrilo a través de sus colmillos.
- Parece que hoy me estoy siendo propicio -dijo Sino-. ¿A alguien le apetece jugar a otra cosa?
Los dioses se encogieron de hombros.
- ¿A los Reyes Locos? -preguntó Sino en tono amable-. ¿A Amantes Desventurados?
- Creo que hemos perdido las reglas de ese -dijo Ío el Ciego, jefe de los dioses.
- ¿O a Marineros Arrojados al Mar por Tempestades?
- Siempre ganas en ese -dijo Ío.
- ¿A Inundaciones y Sequías? -propuso Sino-. Ese es fácil.
Una sombra se cernió sobre la mesa de juego. Los dioses levantaron la vista.
- Ah -dijo Sino.
- Que empiece una partida -dijo la Dama.
Siempre era tema de discusión si la recién llegada era o no una diosa de verdad. Estaba claro que nadie había llegado a ninguna parte adorándola, y ella tenía tendencia a aparecer solamente donde menos se la esperaba, como por ejemplo ahora. Y la gente que confiaba en ella raras veces sobrevivía. Cualquier templo levantado en su honor era firme candidato a ser destruído por un rayo. Era mejor hacer malabarismos con hachas sobre la cuerda floja que pronunciaba su nombre. Llámala simplemente la camarera de la taberna de la Última Oportunidad.
Normalmente se la conocía como la Dama, y tenía los ojos verdes; no verdes como los ojos de los humanos, sino puro verde esmeralda de punta a cabo. Se decía que era su color favorito.
- Ah -volvió a decir Sino-. ¿Y a qué juego será?
Ella se sentó delante de él. Los dioses que presenciaban la escena se miraron de reojo. Aquello se ponía interesante. Estos dos eran antiguos enemigos.
- ¿Qué opinas de...? -ella hizo una pausa-, ¿... Poderosos Imperios?
- Oh, eje ej un ajco -dijo Offler, rompiendo el repentino silencio-. Al final je muegue todo el mundo.
- Sí -dijo Sino-. Creo que sí se mueren. -Señaló con la barbilla a la Dama, y más o menos con la misma voz con que los jugadores profesionales dicen "¿Ases ganan?", preguntó-: ¿Con Caída de Grandes Dinastías? ¿Con Destinos de Naciones Pendiendo de un Hilo?
- Por supuesto -dijo ella.
- Oh, bien. -Sino pasó la mano por encima del tablero. Apareció el Mundodisco-. ¿Y dónde jugamos?
- En el Continente Contrapeso -dijo la Dama-. Donde cinco familias nobles llevan siglos luchando entre ellas.
- ¿De verdad? ¿Y qué familias son? -preguntó Ío. Se metía poco en los asuntos de humanos individuales. Solía ocuparse más bien de los truenos y relámpagos, así que, desde su punto de vista, el único propósito de la humanidad era mojarse o, de forma ocasional, achicharrarse.
- Los Hong, los Sung, los Tang, los McSweeney y los Fang.
- ¿Esos? No sabía que fueran nobles -dijo Ío.
- Son todos muy ricos y han matado, o torturado hasta la muerte a millones de personas por una mera cuestión de conveniencia y orgullo -dijo la Dama.
Los dioses presentes asintieron con solemnidad. Aquel era ciertamente un comportamiento noble. Era exactamente lo que habrían hecho ellos.
- ¿Los McFweeney? -preguntó Offler.
- Una familia con mucha solera -dijo Sino.
- Oh.
- Y se pelean entre ellos por el Imperio -dijo Sino-. Muy bien. ¿Y con cuáles quieres jugar?
La Dama miró el fragmento de historia que tenían desplegado delante.
- Los Hong son los más poderosos. Mientras estábamos aquí hablando han tomado más ciudades -dijo ella-. Veo que están destinados a ganar.
- De modo que, sin duda, escogerás a una familia más débil.
Sino hizo otro gesto con la mano. Las piezas del juego aparecieron y emprezaron a moverse por el tablero como si tuvieran vida propia, lo cual desde luego era cierto.
- Pero jugaremos sin dados -dijo él-. No me fío de ti con los dados. Los tiras a sitios donde no puedo verlos. Jugaremos con acero, tácticas, política y guerras.
La Dama asintió.
Sino miró a su oponente.
- ¿Y tu jugada? -preguntó.
Ella sonrió.
- Ya la he hecho -contestó.
Él bajó la vista.
- Pero no veo tus piezas en el tablero.
- Todavía no están en el tablero -dijo ella.
La Dama abrió la mano.
Tenía algo negro y amarillo en la palma. Sopló encima y aquello desplegó las alas.
Era una mariposa.
Sino siempre gana...
Por lo menos cuando la gente se ciñe a las normas.

viernes, 15 de junio de 2007

Chim Chimeni Chim Chimeni...

...Chim chim chiró


Y mi felicidad y alegría siguen en aumento.

Hace unos días estuve en la actuación de Toto en Zaragoza. Hoy estuve viendo "Garrick", del Tricicle.

Y a la vuelta a casa recordé esa cancioncilla de "Mery Poppins". Y me paré a mirar los arbustos y árboles que hay por las orillas de las aceras, que están en flor o terminando la floración. Y aspiré el aroma de los tilos, que están en flor. Todo alrededor de ellos huele a miel. Resulta maravilloso.

Y en el jardín debajo de casa había un chaval jugando con su perro entre las hojas caídas de los árboles, como si fuera otoño.
Y levanté los ojos hacia las copas de los árboles, y más arriba incluso. Hacia las ventanas y tejados de los bloques de casas de alrededor, y más arriba incluso. Hacia el cielo, nublado como estaba, iluminado por las luces de la calle y los focos del estadio, que se reflejaban en las nubes, y más arriba incluso. Hacia la luna que se dejaba entrever por entre las nubes. Y noté cómo subía yo misma, junto con mi mirada, y vi lo maravilloso y hermoso que era todo y mi dicha creció hasta esa misma altura.

Sed felices. Es más fácil de lo que creéis.

sábado, 9 de junio de 2007

Mery Poppins (La película)

Viento del Este,
y niebla gris,
anuncian que viene
lo que ha de venir.

No me imagino
qué irá a suceder.
Más lo que ahora pase...
... Ya pasó otra vez.

martes, 29 de mayo de 2007

Minnie The Moocher - Blues Brothers

Hey folks

here's the story 'bout Minnie the Moocher

She was a low-down Hoochie Koocher



She was the roughest toughest frail

But Minnie had a heart as big as a whale



Hidey Hidey Hidey Hi

(Hidey Hidey Hidey Hi)

Hodey odey odey oh

(Hodey odey odey oh)

Heedey Heedey Heedey Hee

(Heedey Heedey Heedey Hee)

Hidey Hidey Hidey Ho

(Hidey Hidey Hidey Ho)



She messed around

with a bloke named smokey

She loved him though he was cokey



He took her down to Chinatown

And showed her how to kick

the gong around



Hidey Hidey Hidey Hi

(Hidey Hidey Hidey Hi)

Whooooooooaaaap!

(Whooooooooaaaap!)

Heedey Heedey Heedey Hee

(Heedey Heedey Heedey Hee)

Hidey Hidey Hidey Ho

(Hidey Hidey Hidey Ho)



She had a dream

about the King of Sweden

He gave her things

that she was needin'

He gave her a home

built of gold and steel

A diamond car

with the platinum wheels



Hidey Hidey Hidey Hidey Hidey Hidey Hi

(Hidey Hidey Hidey Hidey Hidey Hidey Hi)

Hodey odey odey Hodey odey odey oh

(Hodey odey odey Hodey odey odey oh)

.....

(.....)

.....

(.....)



He gave her is townhouse

and his racin' horses

Each meal she ate

was a dozen courses

Had a million dollars

worth of nickels and dimes

She sat around

and counted them all a million times



Hidey Hidey Hidey Hi

(Hidey Hidey Hidey Hi)

Hodey odey odey oh

(Hodey odey odey oh)

Heedey Heedey Heedey Hee

(Heedey Heedey Heedey Hee)

Hidey Hidey Hidey Ho

(Hidey Hidey Hidey Ho)



Poor Min'

Poor Min'

Poor Min'....



domingo, 27 de mayo de 2007

Experimentando

Los días de partida son días entretenidos, antes, durante y después. El durante es obvio, el después comentando las jugadas, y el antes no sólo por la expectación. También preparando el comercio y el bebercio.

Hoy, mientras lo preparábamos, me ha dado por ponerme a hacer experimentos con las patatas. Mejor dicho, con cosas en que untar las patatas, puesto que otras veces se habían taído botes de salsas de esas "dip" y similares.

Resumiendo: Me he puesto a zancochear un ratito en la cocina y´ha resultado algo muy parecido a la salsa para nachos que ponen en el Vips. Aunque el tiempo de preparación ha sido breve, el tiempo en que ha desaparecido la salsa, ha sido como 5 veces menor. Así pues, aquí dejo expuesto cómo lo he hecho por si a alguien le apetece probarlo e intentar alguna variación y contarme cómo le ha salido.

Para 1-3 bolsas de patatas grandes (más o menos) he utilizado:

Un tomate bien grande.
Algunas rodajas de chorizo tierno (para cocinar). Tampoco es conveniente usar demasiado porque sino sólo sabe a chorizo (según he podido comprobar).
Dos o tres dientes de ajo a láminas.
Unas cuantas lonchas de jamón serrano al gusto cortadas en tiras irregulares.
Queso azul.
Queso tipo filadelfia (media tarrina).
Queso parmesano rallado.
Lamentablemente no tenía queso emmental ni queso de tipo curado.

Preparación:

Se lava el tomate (se puede pelar también si apetece) y se corta en trocitos muy pequeños. Los ajos se cortan en laminillas, las rodajas de chorizo se pican en trozos pequeños y el jamón también.
El tomate se pone a sofreir en una cazuelita hasta que esté bien deshecho, y se añaden las láminas de ajo, el chorizo y el jamón serrano y se deja sofreir durante un ratito más. Se añade el queso azul, el parmesano y el resto de quesos que se quieran añadir, hasta que se estén bien deshechos y acto seguido se añade el queso tipo filadelfia, para que sea un poco más suave el sabor y aumentar la cantidad de salsa que resulte.


Pues eso es todo, ya me diréis qué os ha parecido.